Punto de Vista de Carlos

Miré a la mujer resplandeciente frente a mí, consumido por la confusión. Su frase sonaba en mi cabeza como si fuera un disco rayado que repetía la misma sección de la misma canción.

"¿Quién eres exactamente?", pregunté sintiendo que la respuesta era obvia. Después de tantos años de discriminación y abuso humanos, supuse que la diosa de la luna no existía, que de hecho era un producto de la imaginación de los licántropos. Ser testigo de su aparición inesperada con mis propios ojos fue como una bala en mi estómago.

"Incluso cuando las respuestas que buscas están directamente frente a ti sigues haciendo la pregunta". Ella soltó una risita profunda y resonante y se acercó un poco más a mí. "Pediste mi fuerza, ¿no? Estoy aquí para dártela".

"Si realmente eres la diosa de los lobos, ¿por qué ayudarme ahora? ¿Dónde has estado durante los últimos cinco años y medio?". Estaba tan enojado. Es decir, ¿por qué? Después de dos años de aislamiento y tormento, ¿ella eligi