La verdad es que no estaba seguro de qué era lo que más me perturbaba: ¿las palabras que salían de su boca o su reacción al recordar lo que había presenciado? No podía comprender cómo él era capaz de mirarla a los ojos después de verla de esa manera, y no tenía ninguna duda de que, de hecho, la había visto de esa manera.

“Yo…”. ¿Qué podía decir? No podía defender las acciones de Josh, ya que nunca había oído hablar de algo tan vergonzoso. Incluso yo, un licántropo sin pareja, sabía lo sagrado que era una pareja. Cada castigo que Dylan recibía por orden de Josh estaba, a mi entender, justificado, todo menos eso.

“La escuché gritar todos los días y NUNCA volveré a dejar que ella sienta tanta degradación y tortura”. Es decir, claro que no me gustaba la chica, pero incluso yo tenía que admirar su resistencia. “Él nunca volverá a ponerle la mano encima”. Observé cómo él intentaba recomponerse, pero fracasó miserablemente, lo que simplemente resultó en que se alejara y me dejara sola en la