Mariana aparta la mirada llorosa de Sasha para dirigirla a Melody, quien permanece concentrada, recitando palabras incomprensibles del libro de rituales prohibidos. El corazón de Mariana se oprime, un dolor casi insoportable al ver que su querida hermana está a punto de usar a su ahijada como sacrificio. Las lágrimas amenazan con caer, pero las contiene, reemplazando la desesperación por determinación.Inspira profundamente, sintiendo el calor familiar recorrer sus venas. Las llamas bailan en sus manos, creciendo en intensidad mientras se enfoca en su objetivo: el libro que una lycan sostiene con firmeza, el objeto que alimenta ese ritual terrible.— ¡Tú no eres así, hermana, esto tiene que parar! — grita Mariana, su voz cargada de emoción y furia.Con un movimiento rápido, lanza una bola de fuego directo hacia el libro. La esfera ardiente corta el aire, iluminando la caverna con un brillo intenso. Mariana no aparta la mirada, esperando ver el impacto destruir el libro y terminar ese
— ¿Adónde vas, bruja? — Lukan gruñe, frunciendo el ceño mientras observa a Melody alejarse del altar, tomando el libro de las manos de Mara, dándoles la espalda y caminando fuera del escudo que había creado para evitar que nada interrumpiera el ritual.Melody se voltea lentamente, sus ojos llenos de un desprecio frío, mientras una sonrisa cínica se dibuja en sus labios delgados. Luego, gira de nuevo y sigue caminando con calma.— ¡Oye! ¡Regresa aquí, maldita! ¡Termina el ritual! ¡Transfiere sus poderes y los del cachorro a mí! — grita Lukan, levantándose de su lugar en el altar y avanzando hacia la bruja.Melody levanta una ceja y suelta una risa corta, divertida por la expresión de Lukan.— Jamás le daría poder alguno a un lycan maldito. Son criaturas insignificantes que merecen la extinción — su voz es tranquila, pero cargada de veneno.Antes de que Lukan pueda reaccionar, Melody extiende su mano y rompe la barrera que había creado. La burbuja de magia negra se disuelve, sus partíc
El ambiente en la caverna se vuelve denso, casi sofocante. Todos dirigen su mirada hacia el altar, donde Sasha comienza a retorcerse violentamente. Sus gritos, antes llenos de dolor, se transforman en algo gutural, primitivo y perturbador. Las notas de su voz se mezclan con un tono sombrío, como si algo antiguo e inhumano se estuviera manifestando a través de ella. El calor emana de su cuerpo, volviéndose tan intenso que Pedro se ve obligado a soltarla. Se levanta, con los ojos desorbitados, observando la forma extraña en que Sasha se contorsiona sobre el altar. — ¿Hija? ¿Qué está pasando? — murmura Pedro, su voz quebrada por la angustia. Mira a Mariana, cuyos ojos están fijos en Sasha con puro terror. Agarra el brazo de la bruja con fuerza. — ¿Qué le hizo tu hermana a mi hija, Mariana? ¡¿Qué le hizo?! Mariana intenta responder, pero las palabras no le salen. Sus labios tiemblan mientras más lágrimas caen por su rostro. ¿Cómo pudo Melody hacer esto?...— E-ella está siendo..
— ¿Q-qué está pasando? — balbucea Mara, con los ojos desorbitados mientras se tapa la nariz, intentando protegerse del hedor sofocante a azufre que emana de Sasha, provocándole náuseas. El olor es asfixiante, quemando sus fosas nasales como si algo pútrido se estuviera pudriendo en el aire. Intenta dar un paso atrás, pero sus piernas tiemblan, aterrorizada por nunca haber visto una criatura como esa, que literalmente apesta a muerte. El rostro de Mara está pálido, al igual que los de los demás, sus ojos abiertos de par en par, fijos en lo que debería ser solo un cadáver en este momento. — ¿No debería estar muerta? Su poder y el del cachorro deberían haberse transferido... — Mara no puede terminar, su voz se ahoga en su garganta al ver que ahora la atención de la criatura está puesta en ella. — Bocadillo — murmura la criatura, y entonces, en un abrir y cerrar de ojos, salta del altar hacia la licana, quien ni siquiera tiene tiempo de reaccionar antes de que su enorme mandíbula
Antes de que Miguel pueda contraatacar, la criatura avanza de nuevo, más rápida esta vez, su velocidad es una sombra indistinta, casi imposible de seguir. Miguel apenas logra esquivarse del siguiente golpe, pero antes de que pueda recuperar el equilibrio, Sasha gira en el aire, un movimiento que ningún licántropo en su forma bestial podría realizar. Con una precisión devastadora, le propina una patada poderosa en las costillas a Miguel, la fuerza del impacto lo lanza contra la pared de la caverna, haciendo que el choque retumbe en sus huesos. El sonido del impacto resuena, la piedra a su alrededor se resquebraja, y un gruñido de dolor escapa de Miguel. Cae al suelo, los músculos temblando por el golpe, pero su determinación es inquebrantable. Se levanta rápidamente, ignorando el dolor que pulsa en su cuerpo lupino. La criatura ríe, un sonido distorsionado y macabro que reverbera por las paredes de la caverna. Sus ojos rojos brillan con un fulgor demoníaco, y observa a Miguel con
— ¡Sasha, detente! — grita Mariana desesperada, lanzando bolas de fuego hacia la criatura. Las llamas chocan contra Sasha, pero no causan daño visible, ni un solo rasguño. Al contrario, parecen alimentar el aura sombría que la envuelve. Sasha se gira, sus ojos rojos brillando como brasas ardientes. Mira a Mariana por un momento, su boca grotesca abriéndose en una sonrisa retorcida, como burlándose del intento de la bruja. Mariana siente un escalofrío recorrer su espalda, pero no retrocede. Alice, al lado de Mariana, levanta su espada. La hoja brilla bajo la luz de las velas, reflejando la intensidad del momento. La bruja da un paso al frente, su expresión resuelta mientras ajusta el peso del arma. — ¡No hay otra opción! — murmura Alice para sí misma, su voz cargada de resignación y coraje, sus ojos fijos en la criatura que momentos antes era la mestiza Sasha. Se prepara para avanzar, con la clara intención de decapitar al monstruo y poner fin al caos. Pero antes de que pueda
El resplandor verdoso en los dedos de Melody pulsa con intensidad. Sus ojos, llenos de odio y resentimiento, miran a sus hermanas con una furia reprimida durante décadas. Su postura es erguida, sus pasos firmes y lentos, pero hay una tensión en sus hombros que traiciona el dolor interno. Extiende los brazos hacia adelante, y gruesas ramas retorcidas crecen rápidamente a su alrededor, surgiendo de las plantas que esparció para el ritual, pulsando con la magia del bosque. En un movimiento abrupto, lanza una de las ramas hacia Mariana, quien está concentrada en curar a Miguel. Alice, sin embargo, salta al frente, levantando las manos y usando su conexión con el agua. Una corriente helada recorre el aire mientras su magia congela la raíz en el último segundo. La rama se detiene a mitad del camino, cubierta por una capa de hielo brillante que surgió de adentro hacia afuera. — ¡Basta ya, Melody! — grita Alice, su voz llena de dolor y urgencia. — ¿De verdad vas a atacar a tus propias
— Ustedes eligieron abandonarme — la voz de Melody tiembla, cargada de dolor y furia, pero se controla. Sus emociones no pueden salirse de control, no ahora. Sus ojos brillan con una mezcla de dolor y frialdad mientras mira a sus hermanas. — Ustedes eligieron tratarme como una paria. Eligieron dejarme sufrir mientras seguían con sus vidas. ¡Y ahora vienen aquí esperando que no haga nada, que olvide todo lo que me hicieron y actúe como si lo que pasé no hubiera sido nada? Liana da un paso al frente, pero duda. Las palabras de Melody clavan como dagas, sacando a la luz decisiones del pasado que aún pesan en su corazón. Respira hondo, intentando revestirse con su coraza emocional, pero es imposible ignorar el peso de la culpa. — No, pero... — Alys intenta intervenir, su voz débil, como si cada palabra fuera una lucha. Pero antes de que pueda continuar, Melody la interrumpe. — Entonces ahórrame tus palabras — dispara Melody, su voz llena de desprecio y cansancio. — ¿Crees que