Salíamos de esa maldita emboscada planeada con poco trabajo, los hombres no superaban los diez, pero para un licántropo ese grupo de humanos no es mayor problema.

Los maté sin piedad, ellos usaban ametralladoras contra dos civiles que no buscaban hacer nada malo, aunque ser acosadores si se considera como algo malo, no fuimos con intención de matar a nadie.

Mi loba asesinaba sin parar, buscando con la vista a esa traidora mientras destrozaba los cuellos de los patéticos humanos que huían despavoridos de la masacre que generé en menos de cinco minutos.

Dante quedó en shock por un instante al verme transformada, hasta que uno de los hombres intentó atacarlo desde atrás, se lo advertí con un fuerte gruñido e hizo uso de un pequeño cuchillo que tenía escondido en su cinturón.

¿Por qué carajos no lo sacó antes? Esa fue la pregunta que le hice una vez que volví a mi forma humana.

Perdimos el rastro de esa perra maldita, en cuanto vió que me transformé salió huyendo como la cobarde que