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Eres mi Luna, Hija de Beta
Eres mi Luna, Hija de Beta
Por: MILEKA
Capítulo 1: Ahora no te tengo.

Capítulo 1: Ahora no te tengo.

【Elouise】

—A tu madre, que salvó la vida de mi hijo menor, le doy las gracias y te reservaré su puesto en la nobleza, dejaré que mi segundo hijo, Christopher, se case contigo como agradecimiento cuando seas mayor de edad. — El viejo Alfa se agachó y me palmeó el hombro, su voz me hizo temblar

—Pero Alfa… — Luego se marchó sin mirar atrás, dejándome donde estaba, solo para sentarse en su trono con su cachorro en sus brazos.

Tenía en mis brazos a mi madre, una Beta Valkiria, cubierta de sangre después de haber luchado contra la Alfa de la manada enemiga a la nuestra, fue la guerrera Beta más valiente de nuestra manada, y la única y última guerrera de su generación. «En pocas palabras, la única que había quedado viva años después de la Guerra sangrienta fría entre nuestras manadas».

Ella soportó innumerables ataques de la cruel Rogue, la Alfa guerrera más fuerte que pertenece a la manada enemiga, para salvar al hijo del Alfa de 5 años, secuestrado por la Alfa enemiga, y al final.

El pequeño heredero del Rey de 5 años estaba sano y salvo en sus brazos, pero, al traerlo de vuelta a nuestro territorio, se dio cuenta de que tenía una herida en el pecho.

Mi madre le dio el pequeño al Viejo Rey Alfa y justo al irse del palacio donde el Alfa y yo los esperábamos, se desplomó, allí corrí hacia ella y me dijo sus últimas palabras mientras que la sostenía entre mis brazos.

Fue lo que más me dolió, porque aparte de ella y mi mejor amigo, no tengo a nadie más, por lo que, aún ella desplomada en el suelo, me aferraba a su cuerpo sin vida, le acaricié su cabello y me oculté en su pecho dejando mis lágrimas sobre ella.

—¡Elouise!, ¿¡Estás bien!?, piensa en tu mamá, odiaría, verte así ahora, ¡Levántate!, ¡No llores ahora! — Me sentencia Félix, llamando mi atención, volteo y está algo apenado por mi posición de haber perdido a mi madre.

Me mira fijamente a mis ojos, noto en él que me ofrece su mano para ayudarme, así que se la tomo dejando caer a mi madre en el suelo.

—Dame un momento. — Luego de verificar que no me estuviera lamentando, sale del palacio mientras se echa a correr y escucho que grita algo desde afuera, para volver adentro con algunas personas ancianas de nuestra manada.

—Bien, Elouise, ellos se harán cargo de llevarse a tu madre a otra parte. — Me asegura con una voz firme, me pone una mano en mi hombro mientras que vemos como se preparan para llevarse el cuerpo de mi madre, yo me muerdo los labios queriendo sollozar, pero, solo bajo la cabeza y cierro los ojos y siento como mis lágrimas caen al suelo.

Félix y yo nos conocemos desde niños, compartíamos todas las preferencias, excepto la ropa, porque él es un chico, tan pronto mi mamá se dio cuenta de que yo intentaba vestirme como él, me hizo prometerle que vestiría lo más parecido a una princesa porque para ella lo era.

Ahora era él, es el único dispuesto a ayudarme. Sintiendo un dolor en la garganta, me apoyé débilmente en él y salí cojeando de la Gran Sala del Palacio del Alfa.

—Por favor, quiero estar al tanto del funeral de la gran guerrera, yo lo financiaré como muestra de agradecimiento de haber dado su vida por mi pequeño hijo. — Asevera el Alfa levantándose de su trono con su cachorro en brazos para luego darnos la espalda. Al verle a la cara me di cuenta de que era un bochorno para su persona, por más me parezca que es su deber quedarse, no hago escándalo y me voy apoyada por Félix.

-Flashback-

-Hace siete años-

Hace unos momentos estaba jugando en el prado, recolectando flores y mientras que me sumergía en el campo de florecitas de varios colores, tropecé con alguien. «O mejor dicho, alguien chocó su cabeza contra la mía». Ahora me tiene tomada de la muñeca, me estoy empezando a desesperar porque este, cabeza hueca, no deshace su amarre aparte de que me mira muy intensamente.

—Preséntate es la única manera en la que te suelte. — Me asevera este, cabeza hueca, tenemos así desde un rato porque yo no quiero hacer lo que él me dice, resoplo ahora viendo que él no va a aflojar.

—Me llamo Elouise, tengo diez años, mi madre nunca menciona a mi padre y, por lo que veo, no parece formar parte de nuestra manada, aunque crecí sin papá, mi mamá me dio mucho amor, me está enseñando artes marciales, y heredé muy bien de ella mi agilidad. — Balbuceo las cosas que se me vienen a la mente y él parece muy complacido.

—A mí no me importa si no tienes padre, eres muy linda. — Parlotea tonterías, ruedo los ojos y al hacerlo me aprieta más la muñeca.

Le echo un vistazo y me aprieta más la muñeca casi para dejarme una marca, así que, le giro el brazo y le doy una patada, defendiéndome como mi mamá me enseño, él cae al suelo con los ojos muy abiertos.

—¡Wao!, eres muy fuerte, por cierto, me llamo Félix. — Se presenta, veo que su respiración está agitada, sonrío de medio lado, vencedora.

-Fin del Flashback-

Así conocí a Félix, ese pequeño torpe e intrépido que no tenía miedo a nada y que siempre había estado a mi lado desde aquella vez que lo confronté. Me encantaba entrenar con mi madre, tanto que me llegaba a inscribir en torneos de fuerza y otras artes marciales.

Ya fuera en combate libre o en gimnasia, ganaba con mucha facilidad cualquier competición, e incluso cuando iba a competir en la división masculina quedaba clasificada. Y él, me acompañaba a todos los eventos en los cuales, clasificaba porque mi mamá me inspiro mucho esa disciplina que ambas nos gustaba.

Entrenar entre lobos me resultaba aún más fácil. En mis competiciones vi a Félix en las gradas, aplaudiendo y felicitándome de nuevo por mi victoria, y aparté la mirada de él con la esperanza de que estuviera dispuesto a ser mi Mate destinado, esa esperanza crecía con cada momento que pasábamos juntos.

-Cuatro días después-

—No eres más que una mujer musculosa, sin característica femenina, aunque ganes un premio, ¡Hay que alegrarse de que ningún hombre te mirará más de una vez, mientras competías! — Observo de reojo a Dayana, quien está tratando de llamar mi atención.

Chasqueo mis dientes denotando que me molesta y sigo agradeciendo al público por haber venido a la competición, más que gané el primer puesto.

«Espero que esto acabe pronto». Dayana es una simple animadora, que se presentó igual al concurso, pero solo consiguió el segundo puesto.

Siempre me había mirado mal, porque nadie sabe quien es mi padre, pero esto no afecta al puesto de mi madre.  Sin embargo, el padre de Dayana solía ser un Beta subordinado a las órdenes de mi madre, la lider de los Betas.

«Y lo digo con orgullo, soy una mujer orgullosa de mi madre».

—Gracias. — Me vislumbra con una simple palabra, lo que me hace fruncir el ceño y voltear hacia mi lado, para encararla.

—¿Gracias?, ¿Gracias, por qué? — Interrogo con un tono de voz elevando, demostrando a simple vista que estoy enojada, ella se ríe de mi reacción. Aprieto mis dientes, volteo hacia el frente para ignorarla. «Desde que mi madre falleció he estado muy sensible, no lo puedo evitar, en otras circunstancias la ignoro desde un principio».

—Quiero conocer a tu padre, pues ha hecho un buen trabajo en criar esta chica masculina que tengo al lado. — Asevera con otra sonrisa de oreja a oreja, apretar nuevamente los puños y clavarle mi mirada disgustada e instantáneamente siento un nudo en mi garganta.

—¿Aún quieres conocer a mi padre?, ¿Quién te crees que eres? — Le respondo con lo único que puede salir de mis labios algo temblorosos, respiro pausadamente para calmarme, tengo las lágrimas a punto de salírseme.

—Nada más quiero felicitarle por el buen trabajo que hizo al abandonarte, ¿Entiendes el chiste?, además quiero dejarte algo en claro, es imposible que el Alfa Christopher quiera a una mujer como tú siendo capitana aún más si vas a estar al lado de él. — Sentencia satisfecha.

Para luego echarse a reír hasta tal punto de que se le salga una lágrima, yo me seco las lágrimas que salen de mi cara, me muerdo los labios y pongo mis manos en mis caderas para no darle unos buenos golpes.

—Ahora eres una estúpida huérfana, ahora no tienes a nadie, solo dependes estúpidamente de que, si te casas con el Alfa Christopher o no, ¡Qué triste es tu vida! — Alega como si eso fuera la cosa más obvia del mundo, por lo que, tiene hasta al borde, y más porque no tengo paciencia, lanzo mi mano para meterle una bofetada.

Que la hace voltear, ya frunce su ceño e intenta devolverme el golpe, pero, lo esquivo y, en cambio, ella me toma de la camisa y me golpea el abdomen, ambas caemos de la tarima en la que estábamos paradas, yo le devuelvo el golpe, pero, esta vez lo recibe en la nariz, ella me golpea la boca. Ambas nos rompimos algo, ambas estamos sangrando.

—¡Elouise! — Reprende una voz que hace que me duela un poco el estómago, trago grueso, suelto de golpe a Dayana y me levanto, siento que me sangra el labio, así que, seco, mi herida. Sé quién es el que llama a mi nombre, hace que me estremezca nada más al pensar que va a estar cerca de mí.

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