Los cachorros se removían incómodos en la cesta con sus patitas intentando buscar el calor de su madre. Había mucha humedad, frío y no podían sentirla cerca. Tenían hambre, ansiaban su cercanía, pero por más chirridos que hicieran no la encontraban, simplemente se rozaban entre ellos, pero no la piel de quien los había traído a la vida. La conexión entre la madre y sus cachorros era algo que no se podía comprender y estar lejos de ella solo los hacía sufrir.
Chillaron y lloraron llamándola para que viniera por ellos. Aun así, no hubo rastro de su calor, hasta que sus lloriqueos fueron disminuyendo cuando una nariz grande y húmeda los rozó y los olió. Los cachorros dejaron de chillar y se giraron hacia este nuevo ser que olía muy bien y que les dio la tranquilidad que ellos querían. Al tener sus ojos sellados no podían ver quien era, pero sus olfatos no los engañaban.Se removieron y esta vez los chillidos fue de emoción. Sus patitas se removieron para tocar este hocico que los estaba reconociendo, y pronto les dio un lametón a cada uno de ellos y que desapareció de pronto. Los cachorros chillaron para después ser agarrados por unas grandes manos y acunados en unos brazos fuertes.La sensación de ser cargados era diferente.No era el mismo calor, no era igual, pero aun así no hicieron rechazo y se tranquilizaron relajándose en aquello fuertes y duros brazos. Había varios sonidos a su alrededor, al igual que olor, no los conocían, pero no los asustaban. Olían como ellos.Unos pasos se escucharon un poco cerca hasta que se detuvieron y una voz varonil resonó a través del viento.-¿Alfa?- la voz de alguien sonó detrás de su cuerpo grande, con músculos fuertes como el acero que se marcaban por debajo de su piel de forma letal. Una larga y muy gruesa trenza grisasea caía por su espalda por debajo de sus glúteos, una característica muy marcada en los alfas y de su poder. Su presencia imponente hacia que su entorno pareciera insignificante y que nada fuera capaz de perturbarlo.El nombrado se giró sobre su eje cargando las dos pequeñas crías contra su amplio pecho. Su rostro duro y adulto estaba serio pero sus dos orbes dorados rodeado por espesas pestañas plateadas demostraban la impresión dentro de él. Una que no pensó tener hasta ese momento. Sus labios temblaron ligeramente y alzó la mirada de los cachorros gemelos hacia el hombre frente a él. Un lobo que hacía función de su mano derecha. El beta de su manada.-Sky… ellos… son mis hijos- declaró y el lobo frente a él tuvo la misma reacción de asombro que su alfa.-Cómo… espera… ¿sus cachorros? Acaso eso es posible. Usted no pasa su celo con nadie. Y siempre se confina en aquella cueva. Cómo van a ser sus hijos- el beta intentaba analizar la situación pero le era complicado encontrar explicación. Su mano se pasaba de forma exasperada por su cabello cobrizo en rizos que caía alrededor de su rostro fuerte- ¿Está seguro de ello?El alfa frente a él bajó la cabeza, el flequillo largo y grisáceo acarició su frente y cubrió parte de su rostro. Dirigió su atención a los dos pequeños lobitos que se habían acomodado contra él mucho más tranquilos que antes y abrían sus boquitas sacando sus lenguas diciendo que tenían hambre de forma silenciosa. El pelaje con tonos iguales a los de él no le daba dudas que eran suyos, su color no era para nada común y además… esos tonos dorados… solo había una persona que conocía con quien había estado que lo tenía. Además el olor de ambos le hacía resonar su interior.-Acaso es posible equivocarse con ello. Su olor es inconfundible- la voz grave del lobo parecía que le gustaba a los cachorro- Hace tres meses… me dejaron una humana en la cueva durante el celo- comenzó a decir.-¿Qué?- Sky casi gritó- pero cóm… ¿era la chica del tributo?El alfa asintió. Normalmente dejaban a la chica allí en la cueva y esta debía esperar a que fuera recogida, solo que esta vez coincidió que él estaba allí.-Tuve sexo con ella los tres días que estuvo conmigo- dijo como si fuera algo natural alzando los hombros- Ella era la misma chica que marqué en el pasado cuando me la encontré en el bosque en el río. Debido a la marca y me calentó lo suficiente como para no desgarrarle la garganta ante la primera negativa de su parte.Sky miraba a su amigo con sus ojos dorados muy abiertos.-¿Y…? tiene que haber más. No es tan simple que una humana se embarace solo por tener sexo con un alfa en celo, ella como mínimo debía ser tu…-Mate- el alfa gruñó- Era mi mate. Y un día simplemente desapareció. Volvió al territorio humano.-Y ahora te deja a tus cachorros así abandonados- esta vez fue el beta el que gruñó- Acaso no tiene corazón. Una madre no puede ser tan irresponsable, las lobas, aún si le cortan las patas y destruyen su cuerpo defenderán a sus crías a como dé lugar.-Ella no es una loba- el alfa dio en el punto.-Tienes razón, es una humana, ellos son capaces de abandonar hasta su propia raza sin importarle lo demás. Aún recuerdo como en el pasado dejaron a aquella niña en pleno frío botada a su suerte. Si no la hubiéramos cuidado de seguro hubiera muerto de frío y hambre.El alfa no sabía que responder. Ese recuerdo aún persistía en su mente. Nunca le habían gustado los humanos, pero aquella niña, aquel ser tan frágil… no había podido desgarrarle el cuello por haber roto el pacto de no cruzar los límites de las manadas, quizás desde ese momento los hilos del destino se habían comenzado a mover.-No me importa si ella no los quiere. Yo los cuidaré. Son mis hijos después de todo- el alfa los acogió más contra él de forma protectora incorporando que ahora era padre de aquella dos primeras criaturitas- Y si ella los quiere de vuelta tendrá que luchar por ellos.Frente a él el lobo asintió con la cabeza y ambos retomaron la vuelta a la manada con dos nuevos integrantes, después que el alfa diera una última mirada al borde del río y donde se quedó la cesta que tenía impregnado el olor de aquella humana.Le hubiera gustado que ella hubiera estado ahí para sus hijos. Aún podría recordar su rostro hermoso, sonrojado, la forma de su cuerpo, la forma en que lo miró después de separar sus labios. Nunca se imaginó que sería alguien tan cruel… pero que se podía esperar de un humano.Muchos años antes. El viento soplaba frío y fuerte esa noche. Los terrenos estaban cubiertos por una gruesa capa de de niebla blanca que ocultaba cualquier rastro de vida en toda la extensión. La luz de la luna era lo único que iluminaba las profundidades del bosque. Los animales se encontraban en sus cuevas cubriéndose de la helada brisa nocturna. Un paisaje tan solitario que podría deprimir a cualquiera. El sonido de las patas peludas hundiéndose en la nieve era lo único que podía escucharse junto a algunos leves gruñidos. Los copos gruesos cubrían los dos cuerpos que se hacían paso después de un agotador día. Los músculos de ambos se notaban incluso por entre su pelaje y aunque intentaban avanzar apenas podían. Ser atrapados en medio de una tormenta de nieve después de un recorrido a todos los terrenos de la manada no era nada agradable. Aún faltaba camino para llegar a sus residencias, pero al parecer tendrían que buscar un lugar para refugiarse. Las plantas de sus patas estaban
Ambos lobos notaron que no era mentira por su olor y que ella debía haber estado allí bastante tiempo. Y al parecer tampoco les mostraba miedo.White escuchaba como ella tosía y se apretaba la capa alrededor de su cuerpo buscando más calor. Lo que era complicado ya que esta no era de una tela muy gruesa y se notaban los temblores de la pequeña. Algo dentro del alfa se removió y bajó la cabeza para acariciando la mejilla humana con su nariz. La piel se sintió realmente suave a pesar de lo fría que estaba.Fue entonces que se dio cuenta de lo que estaba haciendo y hasta él se asombró con su acción, pero, a su vez eso sacó una leve sonrisa por parte de la niña que con sus ojos llenos de lágrimas dejó se toser poco a poco tomando profundas bocanadas de aire.El alfa se separó queriendo que aquello no pareciera tan íntimo, aunque el toque de ella había erizado el vello de todo su cuerpo. Algo estaba ocurriendo y no era normal, esa humana despertaba algo en él que lo hacía reaccionar de una
Era cálido y reconfortante, a pesar del fuerte sonido de la tormenta de nieve que cada vez era más fuerte. La puerta de la cueva se fue quedando cada vez más cubierta pero no era como algo que les importara mucho a los dos lobos en su interior. Habían pasado por cosas mucho peores y solo tenían que esperar hasta que esta cesara un poco.Sky que se había acostado contra su alfa, una forma de mantener el calor no había mencionado el asunto, pero era extraño el comportamiento de White, sobre todo porque ahora estaba acostado como una bola y tanto su cola como parte de su cabeza le daba calor a la pequeña niña acostada contra su cuerpo.Y aunque muchas cosas pasaran por su mente había algo entre ellos que había que no se vieran mal. Suspiró y se recostó bajando la cabeza y cerrando los ojos. Era mejor no darle tanta importante al asunto. Mientras la manada estuviera a salvo él no tenía que intervenir.***La tormenta cesó gradualmente a medida que la noche cesó y el día fue levantando. Gr
No se volverían a ver.Fue el pensamiento de White al lado de su beta mientras ambos veían a la niña al pie de las rocas lista para cruzar. Era un camino que solo se usaba para determinados momentos y esa vez lo usaría ella. Se estremeció cuando ella miró por encima del hombro con sus dos ojos azules. Quería que fueran ideas suyas pero la expresión de la niña no era nada contenta y eso que apenas habían pasado junto unas horas.Sin embargo, no podía extender más eso. Era una humana, una simple humana, enemigo natural de los lobos y que no debía estar allí. Y ellos no se encontrarían de nuevo, sus caminos se separarían, ¿pero por qué estaba vacilando.-Vete- le ordenó White en medio de un gruñido que la hizo crisparse en su lugar y luego fruncir el ceño.-No tiene que gritarme- le soltó la niña en un puchero y mostrándose molesta se dio media vuelta y comenzó a cruzar poco a poco.White dio un paso adelante en lo que ella se alejaba y su corazón latía desbocado. Una sensación para nada
Xana preparaba el arco y las flechas cuando la luz del sol fue cubierta por un gran cuerpo. Alzó la cabeza y le gruñó con los dientes apretados.-Oye niña salvaje no me saques los colmillos- el hombre grande y fornido, de piel morena y cabeza rapada le sacudió el cabello a ella- ¿Piensas venir con nosotros de nuevo?Xana sonrió.-Claro, acaso la mejor cazadora de tu grupo no soy yo- ella bromeó sonriéndole, aunque no era mentira. Desde edad temprana había desarrollado una habilidad física para cazar y defenderse que hasta podía competir con los mismos hombres del pueblo. Era por eso que en vez de estar en caza limpiando y cociendo se iba con ellos muchas veces hasta días para traer la comida a la mesa.Ans era el encargado de dirigir la caza. Un hombre entrado en los 50 que la había entrenado desde que se había dado cuenta de sus habilidades. Sobre todo, después de volver viva de estar perdida durante una brutal tormenta de nieve y regresar sana y salva, aun siendo una pequeña niña. D
Entrenada para este tipo de situación, Xana estaba más que preparada, pero eso no significaba que fuera complicado. La sangre corría por su brazo entumecido de dolor ante las heridas de las garras en este, y no solo allí. Después de varios minutos otras heridas más se habían sumado a su cuerpo, entre ellas una en su vientre y otra en su muslo.Por suerte no eran tan graves, aunque le preocupaba la pérdida de sangre, esta se estaba tornando peligrosa. De igual forma, el cuchillo en su mano se había encargado de también herir la piel del felino que parecía no querer retroceder. Maldijo intentando no tambalearse. Los colores a su alrededor amenazan con mezclarse y sabía que si flaqueaba todo estaría terminado, el jaguar iría directo por su cuello.Apretó el cuchillo en su mano y tensó su cuerpo. Frunció su ceño y mantuvo la mirada sobre el felino cuando este nuevamente atacó. Xana se corrió a un lado donde la garra de él arañó por encima de su clavícula peligrosamente cerca de su cuello
Xana hizo un repaso mental de todos los hombres de su pueblo y aunque había algunos que estaban bastante bien y eran atractivos, ninguno se podía comparar al que estaba frente a ella, tanto en rostro como en físico. Él era tan…Su cuerpo era grande, con poderosos músculos marcados en cada parte de él, pero lejos de intimidar era de ese tipo de cuerpo que hacía temblar a una mujer de una forma sexual. Su tez de un color ligeramente morena contrastaba con su largo cabello grisáceo con reflejos plateados, tan largo y hermoso, y que se veía suave ante el tacto. Su pecho fornido tenía una ligera capa de vello igual plateado que descendía por su vientre en una fina línea que se perdía en el borde del agua peligrosamente cerca de su ingle y Xana no quiso enfocar la mirada en esa zona, pues dado el tamaño del cuerpo seguro que eso…Desvió rápidamente su mirada hacia el rostro de él encontrando que él aún la miraba fijamente con ese par de orbes dorados para nada humanos y que brillaban inclus
Al momento el ánimo de Xana se transformó al ver el lobo. Era como si sus recuerdos se volvieron frescos y ahora tuviera de nuevo a su salvador delante de ella. Una sonrisa apareció en sus labios y se movió para envolver sus brazos alrededor del cuello del alfa. No supo por qué realmente lo había hecho, pero sentía que lo necesitaba.Sin embargo, todo este movimiento provocó que la chica soltara un brutal gemido de dolor y su cuerpo quedara contra el lobo sin fuerza. Se había olvidado que estaba herida por un momento y las pulsadas la recorrían de arriba abajo.-Recuéstate- le ordenó el lobo con autoridad y Xana alzó la cabeza algo pálida.Sin pensarlo dos veces volvió a sentarse contra el árbol soltando un jadeo y notando que las heridas que antes parecían casi curadas se habían abierto. Se había movido demasiado rápido. Vio como el lobo olisqueaba por encima de la de su pierna y antes que pudiera decir algo la lengua de este pasó por encima de la piel abierta.Xana se estremeció. La