Sky había notado que su hermana estaba muy nerviosa desde que había regresado tanto él como su alfa. Aun después de preguntarle ella no le había dicho nada, ignorando incluso que le hubiera gruñido para intimidarla. Ella simplemente pasó de él.Su relación nunca había sido ni la más estrecha e íntima como algunos lobos, como por ejemplo los gemelos del alfa, esos pequeños eran uña y carne y a veces envidiaba su unión. Pero Lilya era tan complicada y él tan dedicado a su trabajo y tan leal al alfa que terminaba siendo un problema, una discusión y una distancia entre ellos.Aun así, cuando escuchó a su alfa decir aquellas palabras su mundo se volvió blanco, pero rápidamente reaccionó. Después de todo… sabía que algo así podría ocurrir dentro de poco. Su hermana, tras saber que White tenía una mate no se estaba portando de la mejor manera.-Alfa- Sky tragó en seco al notar la mirada brillante y amenazadora del otro lobo- No cree que es una medida demasiado radical.-Para nada- negó el co
White detuvo mínimamente la presión en el cuello de Lilya, apenas dejándola respirar, pero sin soltarla. Sus ojos fulminaban a la loba tanto que solo quedaba odio en ellos.Pasaron unos segundos tan largos que parecieron eternos. White aun dudada. Podía matarla fácilmente, solo debía apretar más. Y era lo que más quería. Sin embargo… Sky nunca le había pedido nada, ni siquiera derramado una lágrima antes. Siempre era tan recto con todo lo que hacía, nunca criticaba sus decisiones, siempre accedía a lo que el alfa decía.Pero esta vez parecía completamente destruido y le rogaba, LE ROGABA, lo había escogido como beta porque era alguien tan recto y confiable que nunca pensó que le rogaría por alguien que había atentado contra la vida de sus hijos y de su mate.White lo miró con los ojos entrecerrados.¿Traición? ¿Decepción?No, no sentía eso. Sky había demostrado innumerables veces su valor como lobo y como beta de la manada. Incluso asumiría la culpa, solo le pedía que no matara a su he
Xana había esperado en la habitación después que White le había dicho que esperara allí. En el desayuno Nill apenas había comido una papilla para aliviar su estómago. Sibyl ni siquiera la había mirado pero su lenguaje corporal en torno a ella era incluso más arisco que en el inicio.-¿Me odias Sibyl?- ella le había preguntado en cuanto habían terminado de comer y se habían levantado.Tanto White como Nill se quedaron en silencio e impactados por la forma en que Xana se lo había preguntado. Demasiado calmada. El cachorro la había mirado y simplemente respondido con un-Si-Y para incluso sorpresa de los tres Xana había sonreído débilmente.-Al menos… tengo un sentimiento por parte de ti-Esa respuesta… los había dejado en shock, incluso más al cachorro. White se había mostrado preocupado antes de dejarla ir sabiendo que cosas como aquellas la herían, pero Xana no se sentía tan mal como al inicio.Que su hijo la odiara era duro. Pero al menos no estaba la indiferencia de antes donde ni
-AAAAAHHH- un grito desgarrador inundó toda la habitación.-Puja, tu puedes- una voz femenina dio aliento.-Duele- otra respondía en medio de jadeos y llanto para después gritar de nuevo.El vientre abultado se movía de un lado a otro de forma anormal casi como queriendo desgarrar la piel desde adentro. La mujer estaba empapada en sudor junto a su cabello dorado todo pegado a su frente, su piel erizada por completo, la sábana debajo de ella manchada de sangre, y aun así no había atisbo de esperanza que diera a luz. Y es que era natural… lo que llevaba adentro no era un bebé humano.Jadeó con fuerza con las lágrimas empañando su vista e intentó mover sus manos de forma forzosa, pero estas se encontraban amarradas tan reciamente que sus muñecas tenían un halo rojo y las sogas que la aguantaban tenían rastros de sangre.-Ahhhhhh- Xana gritó para después apretar sus labios, llorar y gritar no la sacaría de ese momento tan tortuoso. Se concentró y respiró profundo a pesar de las olas de do
La prioridad eran sus cachorros, esos que gemían en la pequeña cesta en sus brazos envueltos en un paño para que no le diera el aire frío.Xana corría sin mirar atrás a pesar del dolor desgarrador de su interior. Después de haber dado a luz normalmente debería descansar, dormir, amamantar… bueno a sus hijos que en este caso no eran humanos sino dos pequeños cachorros de lobo, en cambio atravesaba el bosque huyendo de su pueblo que solo quería matar a sus hijos, hijos que habían sido concebidos debido a ellos mismos. Ahora querían limpiarse las manos.Ah, estaba tan agotada de todo, desde niña siempre había sido así, su destino siempre dependiendo de los demás, y solo cuando recibió un poco de afecto aún si era ilusorio en los brazos de aquel… lobo, estimulado por el celo había sentido que su vida podría terminar tranquila, pero no… ahora estaba allí corriendo con tal de salir de aquel lugar, poner a salvo a sus hijos y no ser atrapada.Xana no supo cuando tiempo corrió, pero tuvo que
Debía estar cerca. Era lo que se repetía Xana una y otra vez con cada paso que daba. Su cuerpo estaba llegando al límite y realmente deseaba descansar, pero eso era un lujo que no podía darse, sobre todo cuando sus cachorros dependían de ella. Al menos ya había dejado de sangrar, pero necesitaría una limpieza urgente en cuanto encontrara agua.Escuchaba un río cerca y eso le hizo palpitar su pecho. Sabía la geografía de la zona debido a sus aventuras cuando era joven y este era el límite entre el territorio humano y el de los lobos, una vez cruzara este estaría a salvo y más cerca del padre de sus hijos.Y necesitaba que fuera pronto. Sus pies se arrastraban por la tierra debido a la falta de comida y agua después de dos días y medio caminando y además alimentando a sus crías. Si a eso le sumaba que acababa de dar a luz y de la hemorragia que le siguió, solo su voluntad de madre la mantenía en pie.Avanzó con la esperanza de llegar al territorio lobuno. Desde tiempos que ella ni siqui
Los cachorros se removían incómodos en la cesta con sus patitas intentando buscar el calor de su madre. Había mucha humedad, frío y no podían sentirla cerca. Tenían hambre, ansiaban su cercanía, pero por más chirridos que hicieran no la encontraban, simplemente se rozaban entre ellos, pero no la piel de quien los había traído a la vida. La conexión entre la madre y sus cachorros era algo que no se podía comprender y estar lejos de ella solo los hacía sufrir.Chillaron y lloraron llamándola para que viniera por ellos. Aun así, no hubo rastro de su calor, hasta que sus lloriqueos fueron disminuyendo cuando una nariz grande y húmeda los rozó y los olió. Los cachorros dejaron de chillar y se giraron hacia este nuevo ser que olía muy bien y que les dio la tranquilidad que ellos querían. Al tener sus ojos sellados no podían ver quien era, pero sus olfatos no los engañaban.Se removieron y esta vez los chillidos fue de emoción. Sus patitas se removieron para tocar este hocico que los estaba
Muchos años antes. El viento soplaba frío y fuerte esa noche. Los terrenos estaban cubiertos por una gruesa capa de de niebla blanca que ocultaba cualquier rastro de vida en toda la extensión. La luz de la luna era lo único que iluminaba las profundidades del bosque. Los animales se encontraban en sus cuevas cubriéndose de la helada brisa nocturna. Un paisaje tan solitario que podría deprimir a cualquiera. El sonido de las patas peludas hundiéndose en la nieve era lo único que podía escucharse junto a algunos leves gruñidos. Los copos gruesos cubrían los dos cuerpos que se hacían paso después de un agotador día. Los músculos de ambos se notaban incluso por entre su pelaje y aunque intentaban avanzar apenas podían. Ser atrapados en medio de una tormenta de nieve después de un recorrido a todos los terrenos de la manada no era nada agradable. Aún faltaba camino para llegar a sus residencias, pero al parecer tendrían que buscar un lugar para refugiarse. Las plantas de sus patas estaban