Capítulo125
Manuel se apoyó en el barandal tallado del pasillo, encendió un cigarrillo y, después de inhalar profundamente, apagó la colilla después de exhalar el humo. Luego, entró en su estudio, lanzó la colilla de manera precisa dentro del cenicero en la mesa.

En la comisura de sus finos labios, se formó una sonrisa fría e imperceptible.

Si ella no venía a dormir en el dormitorio del segundo piso, él iría a buscarla a la habitación de invitados.

¡Era tan sencilla la cosa!

Su personalidad siempre fue decisiva y despiadada. Cuando se trataba de las personas o las cosas que había elegido, no escatimaba esfuerzos y usaba todos los medios para mantenerlas firmemente bajo su control.

Manuel movió sus largas piernas, se acercó a la estantería y abrió el pequeño cofre fuerte en el cajón secreto de su estudio. Sacó una caja delicada que, aunque tenía algunos años, aún irradiaba un brillo. La llevó en la mano mientras avanzaba hacia la habitación de invitados en el piso de abajo.

Empujó suavemente la pue
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