Capítulo119
A las cuatro y media de la madrugada, justo cuando los sueños estaban en su apogeo.

Después de tomar la poción que Samuel le había traído, María, por alguna razón desconocida, de repente desarrolló una fiebre alta.

—Ugh… —Su rostro mostraba un enrojecimiento inusual, y el aliento que exhalaba era todo fuego ardiente.

Se retorcía incómoda, cerrando los ojos con fuerza mientras rodaba de un lado a otro en la gran cama.

El sudor húmedo empapaba su bata, dejando manchas de agua en las sábanas blancas.

Manuel siempre había sido un ligero dormilón. Abrió sus ojos oscuros y vio cómo el cuerpo de María se retorcía como enredaderas, con un color facial tan ardiente como el fuego. Extendió la mano para acariciar su frente suave y limpia.

La temperatura abrasadora casi podría quemar instantáneamente las yemas de sus dedos.

Sin dudarlo, Manuel la levantó de un tirón, y con la velocidad de un cohete, se dirigió hacia el hospital municipal.

En la entrada de la sala de emergencias, él se quedó de pi
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