Clara había estado observando a Sofía y Alessandro durante semanas, su rabia creciendo cada vez que los veía juntos. La cercanía entre ellos era innegable, y aunque Alessandro no lo sabía, Clara había sido testigo del momento en que los dos se besaron. Aquella escena había encendido un fuego de envidia en su interior que no podía apagar. ¿Cómo era posible que alguien como Sofía, alguien que no tenía nada, pudiera ganarse el afecto del hombre que ella tanto deseaba?Cuando Clara se enteró, casi por accidente, del nuevo trabajo de Sofía en Santori & Bernardi Abogados, una sonrisa perversa se dibujó en su rostro. No podía haber imaginado una oportunidad mejor para destruir a Sofía. Sabía que tenía que actuar con cuidado, pero también sabía exactamente cómo hacerlo.Clara contactó a una vieja amiga suya, Valeria, una abogada de alto nivel que trabajaba en el mismo bufete donde Sofía acababa de empezar. Valeria y Clara compartían una amistad de larga data, y aunque no se veían con frecuenc
El día transcurría lentamente en Santori & Bernardi Abogados, y Sofía intentaba concentrarse en sus tareas, aunque la presión que sentía cada día en la oficina parecía estar en su punto más alto. Valeria había encontrado nuevas maneras de hacerle la vida imposible, aumentando la carga de trabajo y lanzando comentarios despectivos cada vez que tenía la oportunidad. Pero lo que Sofía no sabía era que una tormenta mucho más grande estaba a punto de estallar.Sin previo aviso, las puertas de la oficina se abrieron de golpe, y Rosa Santori irrumpió en la sala. Su rostro estaba desfigurado por la ira, y sus ojos se fijaron inmediatamente en Sofía, quien estaba sentada en su escritorio.Antes de que Sofía pudiera procesar lo que estaba sucediendo, Rosa caminó directamente hacia ella y, sin decir una palabra, levantó la mano y la abofeteó con fuerza.—¡Tú, maldita! —gritó Rosa, con una voz quebrada por la furia—. ¿Cómo te atreves a destruir mi matrimonio?Sofía, atónita por el golpe y las pal
El eco de lo sucedido en la oficina entre Rosa Santori y Sofía aún resonaba en todo el bufete. La agresión pública de Rosa y la posterior intervención de Santori habían dejado a Valeria en una posición extremadamente vulnerable. Aunque Valeria era accionista del bufete, su posición era simplemente la de una más entre varios, sin el peso ni la autoridad de Matteo Santori o, mucho menos, de Alessandro Bernardi, el accionista mayoritario. Santori, furioso por la manipulación y los intentos de Valeria de destruir la reputación de Sofía, sabía que ya no podía permitir que ella continuara en la firma.El día siguiente fue decisivo. Santori convocó una reunión extraordinaria con la junta directiva del bufete para discutir el futuro de Valeria en la firma. La decisión de despedirla no fue difícil. A pesar de ser accionista, su comportamiento había sobrepasado todos los límites, no solo por intentar destruir la carrera de una colega, sino por el hecho de haber atacado indirectamente al Dr. Ale
Sofía había pasado los últimos días sumida en una mezcla de emociones. Tras recibir la oferta para ocupar el puesto de Valeria, su mente no había parado de darle vueltas a un solo hecho: Alessandro había intervenido en su vida profesional sin que ella lo supiera. A pesar de la gratitud que sentía por la oportunidad que se le presentaba, el hecho de que todo estuviera relacionado con una recomendación de él la dejaba inquieta. ¿Qué más habría hecho por ella sin que lo supiera?Santori, en una conversación reciente, le había explicado todo a Alessandro, disculpándose por no haber protegido a Sofía de las manipulaciones de Valeria y de las consecuencias que habían surgido de la situación. Alessandro, aunque sabía que sus intenciones habían sido buenas, también comprendía que tendría que enfrentar a Sofía y explicar lo que había hecho.Esa noche, después de un largo día en el bufete, Sofía decidió que era el momento de hablar. Fue a buscar a Alessandro al hospital, donde ambos solían coin
La oficina de Santori & Bernardi Abogados había cambiado radicalmente para Sofía en las últimas semanas. El ofrecimiento del puesto de Valeria, tras su despido, había sido un giro inesperado que le otorgó una responsabilidad mayor de la que jamás había imaginado al principio de su carrera. Aunque emocionada por la oportunidad, Sofía también sentía el peso de su nuevo rol sobre los hombros, consciente de que todo lo que había logrado hasta ese momento debía sostenerse por sus propios méritos.Los primeros días en su nueva posición estuvieron llenos de reuniones, decisiones estratégicas y un sinfín de papeles por firmar. Sofía se destacó de inmediato, sorprendiendo incluso a los miembros de la junta con su capacidad para adaptarse y liderar. Sin embargo, había una persona que seguía siendo su apoyo constante: Alessandro.Tras la conversación que tuvieron, donde las dudas y la tensión se disiparon, su relación había comenzado a florecer de una manera diferente. Ya no solo compartían conf
La relación entre Sofía y Alessandro había alcanzado un nuevo nivel. Después del apasionado beso que compartieron, ninguno de los dos pudo ignorar la conexión que existía entre ellos. Sin embargo, tanto Sofía como Alessandro sabían que su relación personal podía generar complicaciones en el entorno profesional. Ambos eran figuras clave en sus respectivos campos, y estar juntos dentro del mismo ámbito laboral implicaba manejar su relación con cuidado.Una tarde, mientras estaban en el hospital después de una visita al bufete, Alessandro decidió que era hora de dejar de andar con rodeos. Llevaban semanas en este punto intermedio, y él quería algo más claro, algo más estable.—Sofía, tenemos que hablar —dijo Alessandro, tomando su mano mientras se sentaban en una de las áreas comunes del hospital.Sofía lo miró, con una mezcla de curiosidad y anticipación.—Sé que esto puede parecer complicado, con nuestros trabajos y todo lo que nos rodea —continuó Alessandro, su tono serio pero cálido—
Después de su conversación en la que Alessandro le pidió formalmente que fueran pareja, Sofía no podía evitar sentir una mezcla de emociones. Su corazón quería creer en el amor que sentía por Alessandro, pero los miedos persistentes, alimentados por los comentarios de la Dra. Clara, seguían rondando su mente. Sofía sabía que el amor entre ellos no sería fácil. La diferencia de clases, aunque nunca mencionada por Alessandro, era algo que siempre estaba presente.Al día siguiente, Sofía estaba en su nuevo despacho en el bufete, intentando concentrarse en su trabajo. Pero su mente no dejaba de pensar en lo que había sucedido. La presión de su nueva posición, la preocupación constante por la salud de su hermana y las palabras de Clara seguían pesando sobre ella.Alessandro había estado increíblemente paciente con ella, y su amor era evidente en cada gesto. Sin embargo, el miedo de que no fueran lo suficientemente fuertes para superar los prejuicios de la sociedad seguía afectándola. Sofía
Sofía había comenzado a acostumbrarse a su nueva posición en el bufete y a la relación que estaba construyendo con Alessandro, pero la realidad de la situación de su hermana nunca desaparecía. Su hermana, a quien amaba profundamente, seguía luchando contra la miocardiopatía restrictiva, una enfermedad rara que no dejaba de empeorar. Cada visita al hospital era un recordatorio constante de lo frágil que era la situación.Esa tarde, mientras estaba en la oficina, Sofía recibió una llamada del hospital. Su corazón se detuvo por un momento, como si anticipara malas noticias. Cuando contestó, la voz del doctor en el otro extremo de la línea le informó que la situación de su hermana había empeorado y que sería necesario ajustar el tratamiento. Sofía sintió cómo el peso del mundo caía sobre sus hombros una vez más.Después de colgar, tomó unos minutos para respirar profundamente antes de tomar una decisión: ir al hospital de inmediato. Sabía que, a pesar de su trabajo, su hermana siempre ser