La oficina de Santori & Bernardi Abogados había cambiado radicalmente para Sofía en las últimas semanas. El ofrecimiento del puesto de Valeria, tras su despido, había sido un giro inesperado que le otorgó una responsabilidad mayor de la que jamás había imaginado al principio de su carrera. Aunque emocionada por la oportunidad, Sofía también sentía el peso de su nuevo rol sobre los hombros, consciente de que todo lo que había logrado hasta ese momento debía sostenerse por sus propios méritos.Los primeros días en su nueva posición estuvieron llenos de reuniones, decisiones estratégicas y un sinfín de papeles por firmar. Sofía se destacó de inmediato, sorprendiendo incluso a los miembros de la junta con su capacidad para adaptarse y liderar. Sin embargo, había una persona que seguía siendo su apoyo constante: Alessandro.Tras la conversación que tuvieron, donde las dudas y la tensión se disiparon, su relación había comenzado a florecer de una manera diferente. Ya no solo compartían conf
La relación entre Sofía y Alessandro había alcanzado un nuevo nivel. Después del apasionado beso que compartieron, ninguno de los dos pudo ignorar la conexión que existía entre ellos. Sin embargo, tanto Sofía como Alessandro sabían que su relación personal podía generar complicaciones en el entorno profesional. Ambos eran figuras clave en sus respectivos campos, y estar juntos dentro del mismo ámbito laboral implicaba manejar su relación con cuidado.Una tarde, mientras estaban en el hospital después de una visita al bufete, Alessandro decidió que era hora de dejar de andar con rodeos. Llevaban semanas en este punto intermedio, y él quería algo más claro, algo más estable.—Sofía, tenemos que hablar —dijo Alessandro, tomando su mano mientras se sentaban en una de las áreas comunes del hospital.Sofía lo miró, con una mezcla de curiosidad y anticipación.—Sé que esto puede parecer complicado, con nuestros trabajos y todo lo que nos rodea —continuó Alessandro, su tono serio pero cálido—
Después de su conversación en la que Alessandro le pidió formalmente que fueran pareja, Sofía no podía evitar sentir una mezcla de emociones. Su corazón quería creer en el amor que sentía por Alessandro, pero los miedos persistentes, alimentados por los comentarios de la Dra. Clara, seguían rondando su mente. Sofía sabía que el amor entre ellos no sería fácil. La diferencia de clases, aunque nunca mencionada por Alessandro, era algo que siempre estaba presente.Al día siguiente, Sofía estaba en su nuevo despacho en el bufete, intentando concentrarse en su trabajo. Pero su mente no dejaba de pensar en lo que había sucedido. La presión de su nueva posición, la preocupación constante por la salud de su hermana y las palabras de Clara seguían pesando sobre ella.Alessandro había estado increíblemente paciente con ella, y su amor era evidente en cada gesto. Sin embargo, el miedo de que no fueran lo suficientemente fuertes para superar los prejuicios de la sociedad seguía afectándola. Sofía
Sofía había comenzado a acostumbrarse a su nueva posición en el bufete y a la relación que estaba construyendo con Alessandro, pero la realidad de la situación de su hermana nunca desaparecía. Su hermana, a quien amaba profundamente, seguía luchando contra la miocardiopatía restrictiva, una enfermedad rara que no dejaba de empeorar. Cada visita al hospital era un recordatorio constante de lo frágil que era la situación.Esa tarde, mientras estaba en la oficina, Sofía recibió una llamada del hospital. Su corazón se detuvo por un momento, como si anticipara malas noticias. Cuando contestó, la voz del doctor en el otro extremo de la línea le informó que la situación de su hermana había empeorado y que sería necesario ajustar el tratamiento. Sofía sintió cómo el peso del mundo caía sobre sus hombros una vez más.Después de colgar, tomó unos minutos para respirar profundamente antes de tomar una decisión: ir al hospital de inmediato. Sabía que, a pesar de su trabajo, su hermana siempre ser
Las palabras de su hermana seguían resonando en la mente de Sofía. El peso emocional que había llevado durante tanto tiempo parecía, por primera vez, algo que podía liberar. Su hermana la había animado a seguir adelante, a vivir su propia vida, y aunque Sofía seguía preocupada por la salud de su hermana, sabía que tenía que encontrar el equilibrio entre cuidar de ella y no descuidar su propia felicidad.Unos días después de aquella conversación, Alessandro la invitó a pasar la tarde juntos. Decidió que era el momento de abrirse más a él, dejar que la conexión entre ellos floreciera sin las barreras que había levantado. Sofía ya no quería contener sus sentimientos, así que aceptó la invitación.Se encontraron en un pequeño café cerca del hospital, un lugar tranquilo donde podían hablar sin interrupciones. Alessandro notó el cambio en Sofía de inmediato, su mirada era diferente, más serena, como si finalmente estuviera lista para dejar de luchar contra lo que sentía.—Estoy listo para l
Tras la cena donde Alessandro presentó a Sofía como su novia, las cosas comenzaron a cambiar rápidamente. Aunque Alessandro había sido firme en su decisión de estar con ella, y había dejado claro que no le importaban las opiniones externas, Sofía pronto sintió el peso de lo que significaba estar en una relación con alguien del mundo de Alessandro.Al principio, las miradas discretas y los murmullos a sus espaldas no le molestaban demasiado. Estaba acostumbrada a lidiar con las dificultades, especialmente después de todo lo que había pasado con su hermana. Pero ahora, esas pequeñas insinuaciones se convirtieron en comentarios más abiertos, y los círculos sociales que rodeaban a Alessandro no siempre eran tan sutiles en expresar lo que pensaban sobre ella.En una ocasión, mientras caminaban juntos por la calle después de una cena, Sofía escuchó a dos mujeres murmurando a su paso.—¿Esa es la novia de Alessandro Bernardi? —preguntó una, con un tono que destilaba escepticismo—. No parece
La presencia de Raúl en la vida de Sofía se volvía más amenazante cada día. Cada vez que ella intentaba ignorarlo, él encontraba una manera de hacerle sentir su influencia, siguiéndola, apareciendo en lugares donde sabía que estaría. El miedo que Sofía creía haber dejado atrás volvía con cada una de sus apariciones.Una tarde, después de un largo día de trabajo, Sofía caminaba hacia su auto en el estacionamiento del bufete cuando escuchó una voz familiar detrás de ella.—Sabes, Sofía, no importa cuán alto llegues, siempre estarás a mi alcance —dijo Raúl, su voz cargada de burla.Sofía se detuvo en seco, su corazón acelerándose. Aunque había tratado de mantenerse fuerte, cada encuentro con Raúl desenterraba sus miedos más profundos.—Déjame en paz, Raúl —dijo ella, su voz temblando ligeramente, aunque intentaba mantenerse firme.—Eso no va a pasar, querida —respondió él, dando un paso más cerca.Lo que Raúl no sabía era que Dr. Santori había estado observando desde la distancia. Santor
Tras haber interpuesto la denuncia por acoso, Sofía intentaba retomar el control de su vida. Aunque la decisión la había llenado de miedo, también le dio una sensación de poder sobre una situación que había estado fuera de su control durante demasiado tiempo. Sabía que Raúl no se detendría fácilmente, pero confiaba en que las autoridades actuarían rápidamente.Sin embargo, Raúl, furioso por la denuncia, comenzó a contraatacar. Usó su poder e influencia para intentar desacreditar a Sofía, amenazándola con difundir rumores y falsas acusaciones que podrían manchar su reputación tanto en el bufete como en su vida personal. Su objetivo era intimidarla para que retirara la denuncia, y no dudaba en usar tácticas sucias para lograrlo.Una tarde, Sofía recibió una carta de un abogado, representando a Raúl, en la que se le acusaba falsamente de difamación. El impacto de este nuevo ataque fue devastador, y aunque Sofía sabía que eran mentiras, temía que la situación se volviera más pública de lo