Le veo regresar del baño y sonrió como una idiota al verle tan solo con su bóxer puesto. Se acuesta a mi lado en esta cama, y me acomoda entre sus brazos haciendo que apoye mi cabeza en su pecho. Besa mi cabello, le escucho respirar — mi camisa te queda mucho mejor a ti que a mí. — comenta y con sus dedos desabrocha el primer botón que he abrochado.
— ¿Qué haces? — pregunto entre risas.
Al día siguienteCasi como si fuese una ladrona en mi propia casa, entro intentando hacer el menor ruido posible. Son apenas las siete de la mañana y tan sólo espero que mi padre aún no se haya despertado para ir a jugar golf como lo hace todos los sábados. Sé que no dudaría ni un solo momento en preguntarme con quien he estado ya que mi cabello aún está mojado y tengo la misma ropa que anoche.
Me es imposible olvidar todo lo sucedido entre nosotros la última vez que subimos a un barco juntos. Sé que todo eso ha quedado atrás y que hemos comenzado a reescribir una nueva historia, pero no puedo evitar mirar a mi alrededor y luego volver a verle.— Quizás no ha sido una buena idea traerte al yate. — dice bajito y apenas puede mirarme a los ojos.
Estoy segura de haber encontrado mi sitio perfecto en el mundo, y es entre sus brazos. El sol golpea sobre nuestros cuerpos, pero son definitivamente sus besos los que me hacen arder — amo el aroma de tu piel— me dice al oído y besa mi hombro.— Y a mí me gustas todo tú... amo estar así contigo. — confieso y amarro mis brazos por encima de los suyos a la altura de mis pechos.
He intentado entrar en absoluto silencio a la casa, pero ni mis mejores esfuerzos han sido suficientes cuando al entrar me encuentro a mi padre sentado en la sala mirando televisión —Hija, ¿dónde has estado? — pregunta al verme y entrecierra sus ojos –te has bronceado... ¿estabas en la playa? — continúa indagando.Me acerco a él, le saludo rápidamente y sonrió –sí papá, estaba en la playa con algunas amigas y me he bronceado más de la cuenta. — miento y pongo mi mejor cara de póker —iré a ducharme y luego a dormir; estoy muerta. — me invento. Al día siguiente:Estoy sentada entre sus piernas en este sillón del jardín, la brisa hace que el calor no sea tan sofocante, pero sus besos en mi cuello hacen que mi piel arda— me gusta mucho tenerte así — me susurra al oído y sonrió. Al día siguiente:Ayer no podía admitirle a Lucas que estaba nerviosa, pero hoy ya no lo puedo esconder ni siquiera a mí misma. Mis manos temblorosas suben la cremallera de mi vestido color negro que llega hasta arriba de mis rodillas. Intento tranquilizarme, aunque sea un poco, pero es prácticamente imposible; hoy comienza todo y sólo puedo rogar intentar mantener el control de la situación el mayor tiempo posible. Respiro profundo, me miro al espejo 45. Promesas
46. Descubrir Sus Secretos
Es el solo hecho de entrar a su oficina y sentir su mirada sobre mi nuevamente lo que hace que mi cuerpo tiemble, «¿es posible tenerle tanto miedo a alguien? Supongo que si... sobre todo cuando sabes de lo que esa persona es capaz de hacer, ¿no?»—Sienna, acércate... prometo que no muerdo — dice con un tono sarcástico al notar que me he quedado inmóvil en la entrada de su oficina.«Siento muchísimas ganas de decirle que lo que menos miedo me da es que me muerda, pero no puedo...»—Sí, discul
Auto de lujo, restaurante elegante, y atención del más alto nivel, esa es la consecuencia de venir a almorzar con Raúl Sandoval. Pretende ser un caballero y me pide que sea yo quien camine delante de él pero, no puedo fiarme, de seguro está mirándome como camino y no quiero ni pensar lo que debe pasar por su mente, los hombres como él son así, si es que se le puede llamar hombre a este sujeto.Observo a mi alrededor y todo el mundo aquí parece ser