Un feliz despertar

Cuando Deborah iba conduciendo de regreso a la clínica, la prensa le venía pisando los talones, pues luego de firmar los documentos, los periodistas entrevistaron al señor Fletcher y les dijo que Friedrich estaba en la Clínica Becker por problemas de salud delicados.

_ ¡Ah, genial! Como si mi preocupación por Roderick no fuera suficiente, ahora también tengo que lidiar con los medios -se quejó molesta.

Una vez más, la joven empleó sus habilidades de conductora estrella para sacarle ventaja a quienes la seguían, estacionó el auto y justo cuando entró en la clínica, su mejor amiga la abordó de inmediato, pero no sin antes darle un abrazo.

_ ¡Oh Debbie, debiste haberla pasado terrible con lo que le pasó

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