*Oliver*Antes de que fuera demasiado tarde, salí de la cama de Harper. Le di un beso en la mejilla. Ella sonrió y se cubrió con las mantas.—¿Te vas? —ella preguntó.—Pensé en dejarte descansar un poco esta noche. Además, necesito ponerme ropa de verdad —dije, riendo entre dientes.Harper volvió a
Me detuve y me volví para levantarle una ceja. —¿En qué te has metido esta vez? —Pregunté de golpe.Chet sonrió con timidez y se miró los pies. —Es posible que haya pedido dinero prestado para pagar la deuda —admitió.—¿Tomado prestado de quién? —Pregunté, apretando los dientes. Mis manos se apret
*Oliver*—Hola, papá —dijo Jolee cuando respondí su llamada.—Llegas tarde. Te esperaba en casa hace dos días —le dije.—Lo sé. Mamá tenía algo que quería que hiciera —explicó Jolee.—¿Cuánto tiempo vas a extender tu estadía? —Yo pregunté. Me había mantenido ocupado con Harper, pero siempre preferí
No necesitaba decirlo por teléfono, pero tuve la sensación de que me extrañaba y no quería admitirlo.Estaría muy feliz de tenerme en casa temprano.Me detuve en el camino de entrada y corrí hacia la puerta principal, entrando.—¡Estoy en casa! —Grité dentro de la casa.El silencio me respondió.—Pa
*Oliver*—Jolee, ¿qué estás haciendo aquí? —Pregunté, soltando su brazo.—¿¡Qué estás haciendo aquí, papá!? —ella preguntó de nuevo. Ella asintió hacia mí.Miré hacia abajo y recordé que solo llevaba una camiseta y unos calzoncillos. Harper se acercó detrás de mí, vestido únicamente con una bata. Er
—Entonces, ¿por qué quieres hablar de eso? —Yo pregunté. Bebí un sorbo de whisky mientras Jolee consideraba mi pregunta.Se dio la vuelta y jugó con la esquina de una de sus camisas que sobresalía de su bolso. Sabía que Phoebe pondría las cosas difíciles si se enteraba, pero nunca imaginé que Jolee
*Harper*Casi sentí que estaba pasando por un proceso de abstinencia. Oliver se había estado concentrando en mantener apaciguada a Jolee. Lo entendí, pero de verdad extrañaba verlo y que me tocara.Acababa de terminar de desayunar y darle de comer a Cocoa cuando alguien llamó a la puerta.—¿Crees qu
—Shh, Cocoa —dije. Me arrodillé y comencé a acariciarle la cabeza—. Está bien, cachorro, está bien.—No eres mejor que cualquiera de sus otras putas. ¿Pensaste que se quedaría contigo por mucho tiempo? Créeme, en el momento en que se dé cuenta de qué clase de mujer eres, te abandonará como a todos l