En la capital del imperio todo era un caos… Bastian desesperado al ver que su compañera no despierta después de recibir la marca. Lili y Marla estaban desesperadas buscando a Adelaida por todas partes, mientras Raizel tiene a la duquesa Ivanov y su hija haciéndole un interrogatorio. —Se lo juro archiduque, nosotras no sabemos nada de Adelaida, ella decidió partir por sí sola. Dice la vieja temblando al ver el rostro del lobo. —Es cierto lo que dice mi madre… Cuándo viene a ver mi hermana se fue con otro hombre… Ella no es muy confiable, ya puede ver lo que le hizo al príncipe. Raizel gruñe fuertemente mientras sus ojos se vuelven rojos y toma a la media hermana de su mujer por el cuello. —No quieras compararte con mi mujer zorra apestosa. Le gruñe y antes de cometer alguna locura Dan lo detiene. —Señor, tenemos pistas. Dice este llegando ante el alfa con la respiración agitada. Raizel lo mira para luego soltar a la zorra apestosa y con una sola mirada las pone a te
ADELAIDA: La mirada de Raizel se detiene en mi mejilla y yo lo miro haciendo ojitos. —Beatriz me golpeó… Y mira lo que les hizo a mis delicadas muñecas… Creo que se merece un castigo de parte ¿Verdad? Le muestro mis muñecas que están rojas debido a las ataduras y Raizel gruñe fuertemente mientras me sostiene con fuerza de la cintura. —Por supuesto que todo aquel que se atreve a poner sus sucias manos encima de de tí merece un castigo. Dice y yo sonrío mirando a Beatríz de reojo. Permito que mis niñas la dejen libre y mi lobo se aparta de mí para caminar hacía ella. —Mi alfa… Yo… —¡Cállate! Eres una vergüenza para todos los lobos Beatriz… Lo lamento por tu loba, pero tú castigo por haber atentado contra la vida de mi luna y mi hijo, es la pena muerte. —¿Qué? No, usted no puede hacer eso mi alfa, yo debería de ser su luna, no una humana insignificante como ella. Nos grita arrodillada y antes de decir algo más, el lobo de Raizel le salta arriba quitando su cabeza mientras su cu
ADELAIDA: La emoción invade cada fibra de mi ser y sin darme cuenta las lágrimas ruedan por mis mejillas. —Mi pequeña… Eres toda una mujer… Susurra ella acercándose a mí y yo camino hacia la mujer que me dió la vida y la envuelvo en mis brazos. —Mama… Eres tú. Susurro con la voz quebrada y ella me abraza haciendo que sienta su amor incondicional. —Mi niña… No sabes cuánto me alegra poder volver a verte mi amor. Sus brazos hacen que me separe para ella observarme sin dejar de llorar de felicidad, y acaricia mi mejilla limpiando mis lágrimas. —Eres tan hermosa. —Tu igual, te miras tan joven… Parecemos hermanas. Sonrío sorbiendo mi naríz y mi madre vuelve a sonreír. —¿Joven? Pero si ya me harás abuela. Dice con una sonrisa mientras toca mi vientre con amor y cariño. Vuelvo a llorar y ella me envuelve en sus delgados brazos mientras me acaricia con suavidad y cariño. Luego del encuentro con mi madre no me he separado de ella y aquí estamos reunidos en la habitación. —A ver
El salón del gran baile estaba listo y el emperador estaba desesperado en búsqueda de su madre. —¿La has encontrado? Le pregunta al mayordomo con esperanza. —No señor, lo último que se sabe de la señora es que salió desde ayer oculta en una capucha. —Maldita sea. Murmura este frunciendo el ceño enojado. —¿Los invitados? —Todos están llegando… La gran mayoría se están preguntando por qué la puerta aún permanece cerrada. Explica el mayordomo y el emperador golpea el escritorio furioso. —Abre la puerta y encárgate de todo, riega la voz de que la emperatriz madre está indispuesta por salud. —Como ordene señor. Dice el mayordomo antes de retirarse. —Espero que pronto aparezcas madre… Susurra este apretando su puño con fuerzas. ADELAIDA: El hermoso vestido color turquesa deja ver mi vientre que está creciendo de manera considerable y eso me hace muy feliz. Lili se encargó de hacerme una hermosa trenza adornada con varias flores dándome un toque angelical. Toco mi vientre c
Mientras el salón de fiesta era un caos, Bastián y Adelia están de lo más cómodos tomando una taza de té. —¿Crees que todo haya salido bien? Le pregunta Adelia al lobo y este la mira con ojos brillantes. —Por supuesto que sí, confío plenamente en la luna y el alfa. Responde mientras come las deliciosas galletas de chocolate con tranquilidad. —Mmm, entonces me siento más tranquila. Dice está dando un suspiro y Bastián se detiene a mirarla de manera intensa haciendo que ella se ponga nerviosa. —Deja de mirarme así Bastián. —¿Por qué? ¿Te pongo nerviosa? Le pregunta en un tono burlón y Adelia arruga el ceño y tuerce la boca. —Ja, ya quisieras. El lobo observa a su hembra y se relame los labios mirando su hermoso rostro y sus hermosos labios carnosos. —Adelia. —¿Si? —¿Puedo besarte? —¿Qué? —Se que escuchaste. —Si lo hice… Sólo quiero confirmar lo que acabas de decir. —¿Puedo besarte? El chico vuelve a decir y la ninfa se muerde los labios mirando al lobo. —¿Por qué qui
ADELAIDA: Es media noche y Raizel y yo caminamos por el claro de un bosque. —¿Si sabes dónde está el lugar? Le pregunto a mi lobo a lo que esta asiente. —Era el punto de reunión de mis padres y sus hombres más cercanos. Susurra y yo asiento sintiendo su nostalgia. —Estoy contigo cariño. Susurro. —Lo sé, hermosa. Dice este y llegamos a un lago que aún en medio de la oscuridad se mira muy hermoso. —Es ahí. Dice señalando una especie de cueva en medio de dos rocas muy grandes. Ambos caminamos en dirección a la cueva y puedo sentir nostalgia y dolor en mi lobo, así que me detengo. —Cariño… Susurro tocando su mejilla y él toma mi mano entre las suyas. —Estoy bien, es solo que desde que mis padres fallecieron nunca había venido aquí. —¿Estás seguro? —Si. Responde dejándome un casto beso en los labios para luego continuar con el camino. Al llegar a la cueva Vitales nos recibe con una sonrisa. —Sabía que vendría. Murmura y Raizel asiente caminando hacia la cueva para lueg
ADELAIDA: A pasos lentos me acerco al carruaje donde se encuentran las dos mujeres y con una sonrisa perversa lo abro lentamente. —No nos haga daño por favor. Grita mi hermana mientras se abraza en el cuerpo de la mujer que le dió la vida y sonrío. —Vaya, no sabía que eran tan cobardes. Digo con burla y ambas abren los ojos para mirarme. —Oh, gracias al cielo que eres tu Adelaida, pensé que eran unos bandidos. Dice la señora mayor con alivio y comienzo a reír. —Si, que alivio. Digo mirandolas y mi hermana se endereza y me mira de manera altiva. —Me alegra que seas tú, ahora sacanos de aquí, no podemos perder lel tiempo. —Claro, con mucho gusto. Murmuro y levanto mis manos haciendo que mis niñas levanten el carruaje para luego lanzarlo con suma fuerza al bosque. —¿Vienen conmigo? Le pregunto a Marla y Lili. —Gracias por la invitación, pero nos quedaremos aquí, ve y diviértete. Dice Marla tomando a Lili por los hombros y yo asiento caminando al bosque. Mi caminata se de
MARLA: Los días en la capital del reino han sido divertidos, pero también algo tristes por la falta de mi compañero de vida. —Oye ¿Estás bien? Me pregunta Lili acercándose a mí y sonrío de medio lado. —Me hace falta. Murmuro con un suspiro y ella asiente comprendiendo. —Entiendo… Pero creo que no deberías de extrañarlo tanto. Murmura mientras me hace señas a mi izquierda y yo giro sin comprender hasta que lo veo. —Suerte linda. Me murmura y yo me quedo sin saber cómo reaccionar o hablar. —Mierda. Murmuro colocándome en pies y el lobo se acerca a mi con media sonrisa divertida en los labios. Al estar cerca cerca de mi Zacary toma mi mano dejando un dulce beso en ella. —Con que me extrañaste ¿He? —¿Escuchaste eso? —Por supuesto… Yo también te extrañé… Y mucho. Sus manos toman las mías entrelazando nuestros dedos y yo sonrío emocionada al ver que él toma la iniciativa. —¿Por qué no me dijiste que vendrías? Hago un puchero y el lobo vuelve a sonreír. —Quería darte la so