Capítulo 18
Él vio que abría los ojos y preguntó:

—Estás muy mal, ¿quieres que llame a tu hermano?

Me quedé en silencio, sin saber qué decir.

Una sensación agria subió por mi pecho.

Alessia me dijo que mi hermano no me hablaba desde hacía cinco años.

Mateo observó mi cara y, con calma, dijo:

—Necesitas ayuda, así que en un rato lo voy a llamar. Eres su hermana, aunque las cosas no estén bien, ustedes llevan la misma sangre. Cuando llegue Antonio, te hará un chequeo. Si tu situación no mejora, tendrás que ingresar esta noche al hospital.

Añadió:

—Hoy no te dejé irte porque estaba preocupado de que estuvieras sola y nadie te cuidara.

Cuando Mateo mencionó a mi hermano, logré aguantar las lágrimas.

Pero, cuando dijo lo último, las lágrimas comenzaron a caer sin control.

Mateo me vio llorar y me consoló:

—No llores, no pasa nada, no está mal.

Tomó su celular y salió a hacer la llamada. Me quedé llorando en silencio por un rato.

Mateo regresó a la habitación. Lo miré con des
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