SethInglaterra¿Me di por vencido muy pronto? Claro que no, aún guardo la esperanza de que mi hijo me va a aceptar, que me hará parte de su vida y podré tener una oportunidad de conocerlo. Pero me siento tan frustrado e inquieto que no puedo mantener la calma estando en Italia. La depresión y la ansiedad de lo que fue y será me consume cada segundo del día. Me siento cada vez más perdido, aunque una parte de mí sabe cuál es el camino a seguir.Han pasado veinte días desde que lo vi y me sigo preguntando qué pensará de mí. ¿Será que me odia? ¿Será que no quiere saber nada de mí o por lo contrario me hará lugar en su vida? Tengo muchas dudas en mi cabeza y un sinfín de temores en el corazón. Mi hijo es más de lo que pude llegar a imaginar. Es muy inteligente y maduro para su edad. Es tan directo que me recuerda lo que una vez fui y se desvaneció con el pasar de los años. Feliz y orgulloso es poco a como me siento realmente. Viola ha hecho un trabajo increíble con él, que hasta siento q
No logré procesar la presencia de mi hijo y mi mujer cuando Samantha soltó una risita y me susurró al oído: «eres un hijo de perra», antes de ponerse de pie y acercarse un paso a ellos. Estoy tan sorprendido que no logro decir palabra alguna ni mucho menos parpadear. Ellos se ven aquí, frente a mí como si se trataran de un espejismo, de una burla de mi imaginación.«¿A qué han venido desde tan lejos? ¿Mi hijo me aceptará o solo vino a decirme que no quiere que haga parte de su mundo a estas alturas?». Mi cabeza estaba hecha un lío y no dejaba de cuestionar la razón por la cual ellos estaban aquí, un paso más cerca de mí.—En efecto, debiste avisar antes de venir, cariño.Viola la miró de arriba abajo con detenimiento, esbozando una media sonrisa que supe descifrar de inmediato como amarga. No había que ser un adivino para saber lo que estaba pensando y no la culpo, si es que Samantha y ella son muy parecidas al igual que diferentes. Su cabello, el color blanco de su piel y esa mirada
ViolaFue difícil aceptar venir acompañar a mi hijo a conocer a su verdadero padre, pero ese es el deber de una madre, ¿no? Estar para su hijo en esos momentos donde más me necesita. Por más molestia, dudas y miedos que sienta en mi pecho al estar cerca de ese hombre que, mi corazón todavía ama, mi hijo me requiere entera a su lado, sintiendo mi apoyo y una fuerza que en el fondo no existe.Una parte de mí, esa que nació luego de lo que sucedió, me decía que Seth solo mentía. Ahora que lo pienso, han pasado muchos años y así como nunca lo terminé de conocer en el pasado, en el ahora, ¿quién me dice si no será igual e incluso peor? Está Indro de por medio, aún así, ¿sinceramente quiere recuperarnos o solo quiere inflarse el ego al tener de premio a la hija de su enemigo?He cuestionado su amor por mí en estos últimos veinte días, dándole la razón en muchas cosas y creyendo otras que no pasaron y solo quedaron hechas en el aire como promesas. No sé qué pensar de él. A veces pienso que m
—Iré a descansar, fue un viaje muy largo. Además, ustedes tienen mucho que hablar, ¿no es así?No tuve el valor suficiente para mirar a mi hijo directamente a los ojos. Me era imposible alejarme de Seth y de su envolvente aroma. Sigue oliendo igual de bien a como mi mente lo recuerda. Había olvidado por completo que me sentía protegida entre sus fuertes y cálidos brazos.—Descansa, hijo —su corazón latía tan rápido que, a pesar de las lágrimas, me sacó una sonrisa su nerviosismo.—Sé sincera contigo y con los demás, mamá —asentí con la cabeza y dejó un beso en mi frente antes de marcharse y dejarnos solos.Los latidos de mi corazón fueron en aumento mientras el silencio y mis sollozos nos envolvían. Me siento tan nerviosa como la primera vez que lo tuve así de cerca y me confesó su sentir a través de un beso cargado de pasión y una caricia que me estremeció el alma. Joder, es que sigo siendo la misma niña que, envuelta entre sus brazos, experimentó lo más bello del amor.—Vayamos a un
Me permití disfrutar de sus labios a plenitud, correspondiendo con la misma suavidad y pasión con la que me arrebata hasta el alma. Enredé mis brazos alrededor de su cuello y lo acerqué más a mi cuerpo, de pronto sintiéndolo muy lejos de mí. No me quiero apresurar porque aún hay mucho que olvidar y sanar, pero ¿cómo negarme a sus besos? ¿Cómo evitar que su boca se adueñe de la mía cuando yo también deseo robar sus dulces labios?El calor se expandió por todo mi ser en el instante en que deslizó sus manos por mi espalda con mucha suavidad hasta situarlas en mis caderas y apretarme con fuerza deliciosa. Temblé ante el roce de nuestras bocas que, segundo a segundo, se desbordaban y se sincronizaban a la perfección. Nuestro beso pasó de ser lento y suave, a ansioso, apasionado y mucho más húmedo.Dejó una de sus manos en mis caderas, sujetándome firmemente y la otra la subió por el contorno de mi cuerpo, acariciando todo a su paso con lentitud. Sus besos más su toque solo provocan corrien
SethNo puedo creer que mi Viola esté aquí a mi lado después de tanto tiempo que la tuve en sueños. Tengo clarísimo que, para ganarme su perdón y su amor definitivo, todavía tengo mucho camino que recorrer, pero ahora que está un paso más cerca de mí, por nada en la vida pienso dejarla ir. Mi egoísmo creció en cuestión de días, cuando ella no ha hecho otra cosa que volverme a mostrar esa niña inocente y esa mujer traviesa de la cual me enamoré.Indro no ha dejado de decirme lo que debo hacer, la manera en que debo conquistar su corazón y esos pequeños, pero significativos detalles que desconocía de ella y me han sorprendido en demasía. Conocía su único gusto por las rosas, de lo mucho que disfruta de un buen vino y los caramelos, pero desconocía por completo su amor por la comida francesa, que se perdía en el cielo estrellado durante las noches, que la playa era su lugar predilecto y que tocaba uno que otro instrumento. A través de mi hijo he conocido un poco más de la mujer que tanto
—Come —la insté, ignorando mis pensamientos y esa mirada tan profunda que me está dando justo ahora.—Sí. Con una sonrisa triunfante, empezó a comer lentamente, haciendo gestos demasiado incitadores mientras degustaba el Cassoulet y hacia uno que otro comentario por lo rico que se encontraba. Nunca había probado algo como esto, de hecho, siempre he sido demasiado quisquilloso para la comida, pero no podía negar que las varias carnes y el guiso de frijoles tenían buen sabor. —Me gustaría preguntarte algo.—¿Qué cosa? —se lamió los labios muy despacio y desvié la mirada de su boca.—¿Realmente tú estás casada con ese francés? —solté sin poder contenerlo más tiempo.Me miró por unos instantes y sonrió, ladeando la cabeza un poco.—No. Nuestro matrimonio siempre ha sido falso.—¿Nunca tuvieron nada? Es decir, ¿sucedió algo entre ustedes?Volvió a hacer silencio y tomó un largo sorbo de su copa de vino sin dejar de mirarme a los ojos.—Hubo un momento que lo intentamos. Cheviron siempre
—Desde el día de la subasta te he guardado unas ganas —susurré contra sus labios, deslizando con mucha suavidad mis dedos por la cara interna de su pierna izquierda—. No te imaginas lo mucho que quiero hacerte.—Aquí me tienes —frotó su mano en mi erección y la pegué a mi cuerpo por el trasero—. Soy toda tuya.—Solo mía.Nuestras bocas se acoplaron una vez más, perdiéndose en un beso muy húmedo, cada uno explorando y palpando con calma el cuerpo del otro por encima de la ropa. Con mi mano izquierda recorrí su muslo hasta llegar a ese punto sensible, caliente y húmedo y me percaté de su atrevimiento al darme cuenta que no llevaba nada por debajo. Sonreí, dejando una mordida y una leve succión en su labio inferior, al tiempo que deslizaba mis dedos por su feminidad y la hacía temblar. Está tan húmeda y lista para mí.Profundicé mis dedos en su interior, simulando penetrarla y tocando fondo. Adentraba mis dedos en ella con suavidad y concisión, acelerando poco a poco el ritmo y curvándol