Después de darse un baño que la había renovado, Emilia se dirigió a la habitación de Dante a
esperar a que despertara.— Agua.
Emilia escucha la voz ronca y bajita de Dante, ella se da la vuelta y se acerca para darle un poco de
agua a tomar.— ¿Emilia?— Dante estaba confundido sus últimos recuerdos eran entre el fuego y la
desesperación por liberar al niño de un destino horrible si se mantenía entre ese infierno. — ¿Elniño?— Tranquilo Dante, el niño está bien gracias a ti.Dante intentó moverse para estar más cómodo, pero una ráfaga de dolor lo atravesó desde el
hombro al resto del cuerpo.— ¡Ah!— gritó sorprendido.
— Tranquilo, no te muevas, recuerda que estas herido.Él se veía ca
Dante estaba deseando que todo desapareciera, por un lado era feliz al saber que el niño habíasalido ileso del mundo de fuego que los había rodeado en esa clase de infierno, pero el tener lalimitante de su brazo con todas las cosas que estaban sucediendo, esto no era nada que leayudara.Mantenía los ojos cerrados, no quería ver lo linda que era Emilia, ¡Dios! Pensó para sí mismo, solohabía dejado de verla unos pocos días y el ya la había extrañado de una manera en la que lepreocupaba, y el olor que le estaba llegando fresco con un toque floral y algo que aún noconseguía descifrar lo tenía encantado, esa fragancia, esa maravillosa fragancia se quedaría en sumemoria para siempre, aunque ella desapareciera de su vida.— Espero que estés presentable. — se escuchó al momento que se abría la
Después de la indicación anterior, Ruiz cambió de postura y se mantuvo a un lado de la ventanillaatento a cualquier cambio en la alineación programada, se concentró en ver cuál era el auto quedesentonaba con el tráfico y en una fracción de segundo la miró una camioneta cerrada cuatropuertas acababa de hacer un intento de infiltrarse en la parte trasera de la ambulancia y del ladodel copiloto estaba una cámara con enfoque directo hacia ellos, en definitiva ya sabían que loshabían descubierto y ya nos les interesaba ser discretos.— Escuchen bien — Ruiz les habló a Emilia y Dante, él se encontraba inmovilizado en unacamilla estática pero ella estaba solo sentada a un lado. — detrás de nosotros están unospaparazis así que seguramente se harán movimientos bruscos, Emilia por favor ponte eso
Al llegar al departamento con todo el caos que había rodeado el traslado, Emilia estaba mareada ycon ganas de vomitar por tanto miedo que le daba accidentarse y al sentirse con la posibilidad deser expuesta de un momento a otro.Dante y Ruiz por su parte no podían o mejor dicho no querían dejar de lado la molestia que teníanante la actitud del otro.Al llegar al departamento, Emilia decidió ir a enjuagarse la boca y relajarse un poco.— Lo siento pero necesito ir al tocador. — les avisó mientras se retiraba mostrandoseguridad, aunque no sabía si realmente estaba para ese lado era la primera vez que ibaese lugar, pero Ruiz no tenía por qué saberlo.— Claro cariño. — Dante se esforzaba por recalcar en cada oportunidad que tenía unarelación son ella.Al ver que ella se retiraba, el primero en hablar fue Ruiz.
El día iba pasando de lo mejor, y para Emilia demasiado rápido, después de comer un poco y dejarque Dante se pusiera cómodo, habían decidido ver una película juntos.— Dime que ese no es el final — Dante no era de ver películas, así que no tenía ni idea deque se trataba la que estaban viendo.— Sí, pero después tiene otra que da respuesta a muchas preguntas que deja esta— Emiliaestaba feliz.A ella realmente le encantaría que eso fuera permanente y mantenerse alejados de todos losproblemas que los rodeaban.— Entonces tendremos que hacer más palomitas, no me puedo quedar con la duda.Emilia sonrió, le encantaba tener la oportunidad de ver ese lado relajado de él, sin que los demástuvieran que intervenir, si hasta su rostro había rejuvenecido varios años solo con una s
Emilia había caminado por un tiempo, no sabía como pero había llegado a un parque en el quepudo sentarse para pensar.— Dios mío, ¿qué debería hacer? ¿qué es lo correcto en este caso? — dijo para sí misma—Dante tiene que estar tranquilo y sereno, además el accidente del abuelo es algo queestá revisando Ruiz.Como por obra de magia el teléfono comenzó a brillar, era él.— Hablando del rey de Roma— dijo Emilia antes de responder. — Hola Ruiz…— Emilia, tengo actualizaciones, el helicóptero ha sido encontrado, y no hay nadareconocible.Emilia sitio que un escalofrió recorrió todo su cuerpo, eso solo significaba que el abuelo… sacudiósu cabeza para borrar la imagen de su mente.— El helicóptero está totalmente ca
Definitivamente le diría las cosas con calma y paciencia, Emilia quería evitar en medida delo posible que Dante sufriera y le dolía el corazón al saber que ella sería quien le diera una noticiatan dolorosa. Una luz en el fondo de su corazón le decía que esto terminaría bien, que de un momento aotro Ruiz llamaría para decirles que el abuelo estaba bien, y esa pequeña luz sería la que ellaencendería en el corazón de Dante. Emilia ya tenía pensado avisar en su casa para quedarse con Dante todo el tiempo debúsqueda y rescate, además de ayudar en lo que pudiera con las cosas o la organización de laspersonas voluntarias que estaban participando en la búsqueda. Al entrar al departamento, ella recordó que no le había llamado a su hermanito en unosdías, y seguro la estaría extrañando, podría llamarle cuando estuviera con Dante y así que lo vierabien y sonriente para darle ánimos, eso mejoraría sus ánimos para decirle la verdad, todo iba bienhasta que al dar la vuelta para entrar a l
Después de llorar todo el camino de regreso a casa, sin creer todo lo que le había dicho Dante, pero es que no le dio la oportunidad ni de explicarse, no pudo decirle nada, solo la corrió como si fuera cualquier cosa. Tal vez para el sí lo era, a fin de cuentas a Frida la había tratado con todo el cuidado y respeto, que ella hubiera deseado que tuviera para con ella. Se bajó del taxi, sin siquiera esperar el cambio, no tenía tiempo que perder, solo quería encerrarse de nuevo en su habitación, ese lugar seguro en el que nadie podría lastimarla y del que nadie podría correrla, pensó con coraje. Había hecho lo que creyó correcto en el momento, pero no tuvo oportunidad de decir nada, pero si hasta a un condenado a muerte se le da la oportunidad de decir sus últimas palabras. Pues la conclusión era que para Dante, tenían más derecho los condenados a muerte que ella, una sonrisa con amargura fue su respuesta. Tal vez si asesinaba a alguien y la condenaban, él se enteraría y podría decir
Dante estaba que no cabía de coraje, desesperación y miedo. Ya que él no podía salir, llamó inmediatamente a Ruiz y al licenciado Duarte para pedirexplicaciones de todo ese sinsentido, Ahora se encontraban en la sala de su querido departamento, al que nunca había llevado trabajo,ese era su santuario y había sido profanado de la manera más horrible que podía haberimaginado. — Entonces… — esperaba que ellos le dieran algo de información antes de tal vezdespedirlos.— Dante, primero que nada— le increpa Ruiz— ¿Dónde está Emilia? Dante no podía creer el descaro de su “amigo”, estaba en una situación de vida o muerte con suabuelo y él estaba preguntando por Emilia, realmente todo se estaba saliendo de control. — Lejos, ¿dime que es lo que pasa con el abuelo Ruiz?— no pensaba darle más detalles de loque había pasado.— Estás mal amigo, pero bueno te lo diré, el día del incendio se registró el accidente de unhelicóptero que más adelante identificamos como uno con el que había un v