"Por suerte, no tenemos que preocuparnos por eso", respondió la Diosa de la Luna con una sonrisa. "Aunque podría decir que tal vez hubieras tenido el mismo destino, pero quizás se hubiese desarrollado de una forma un poco diferente".

La Diosa de la Luna se puso en pie. Nosotros también lo hicimos.

"Necesitas ir a casa ahora y ocuparte de tu manada y del consejo. Una vez que te hayas ocupado de ellos, tendrás que empezar a trabajar con las otras manadas de los Estados Unidos y de todo el mundo. Sus lobos podrán guiarlos. Nos veremos de nuevo en el futuro. Mientras tanto, sepan que me tienen solo a una plegaria de distancia".

La Diosa de la Luna nos abrazó de nuevo y luego hizo una pausa.

"Lily, podrías hacerme otro favor. Cuando veas a Evelyn, me gustaría que le dieras un mensaje de mi parte".

Después de darme el mensaje, la Diosa de la Luna movió su mano en el aire. Una nube de humo plateado explotó y, de repente, James y yo estábamos de nuevo en la cama de mi apartamento.

Si no