Capitulo 75

Llegué al lugar en donde creía estaba su cuerpo, no pude evitar arrodillarme y tocar con mi mano derecha aquellas palabras

Maximiliano petrova

Padre, hijo y amado esposo

Las lágrimas nuevamente rodaron por mis mejillas una tras otra.

Si él no está aquí entonces quién diablos está enterrado en esta tumba?

¿A quién lloré durante 3 años?

¿Quién diablos enterré?

¿O es que acaso hay una tumba vacía aquí y solo le lloraba a la nada?

Todavía no entiendo cómo Maximiliano pudo ser tan desalmado y no pensar en mí

No me importa cuáles fueron sus excusas para mí son excusas baratas y puedo tomar el teléfono llamarme y decirme que estaba bien que no me preocupara y que en algún momento volveríamos a estar juntos

Hubiese preferido esperarlo 3 años pero saber que estaba bien que llorar durante todo ese tiempo

Tomé el teléfono que estaba en mi bolsillo y lo marqué a Santiago

— Hola, voy camino a tu oficina ¿Desayunamos juntos?

— estoy en el cementerio

— Lara ya hemos hablado sobre el tema
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