¿Qué tanto fuego puede contener un cuerpo? Realmente, no tengo idea de lo que nos gobierna cuando estamos excitados. Pero, sin dudas, nuestros demonios saben cómo unirse sin causarse daños, si no, todo lo contrario, el mayor placer posible. Sus labios, besaban con maestría mi cuerpo. Al punto que no nos bastó la fricción que había hecho en mi canal, para rompernos en miles de pedazos. Fue por ello, que a regañadientes, se mantuvo fuera de mi interior mientras yo me sostenía de su cuello y mis piernas alrededor de su torso. Podíamos hacerlo así, pero, estábamos tan concentrados en devorarnos con nuestros labios, que habíamos pospuesto el placer que nuestras entrepiernas causaban.Estaba feliz, me sentía en la gloria y más sabiendo que Lu, iba a tener bastante entretenido a Augustus Javier con su increíble baile de tango que bien podría compararse con el baile de los pavos reales para llamar la atención de todas las hembras. En el caso de Lu, ella llamaba la atención sexual de los chi
Rápidamente, salgo del cubículo recogiendo mi vestido con el pie que me levanta el mismo a la altura de mi rostro, porque no soy capaz de agacharme. Con agilidad, lo tomo antes de que llegue más abajo. Ya que, bajar mi cuerpo desnudo, es un peligro con Alessandro detrás de mí.Tomo el vestido y desde su lugar, nuestras miradas se encuentran en el espejo y él me sonríe. Es allí, cuando la vergüenza aparece en mi mente y me cubro mi desnudez, caminando varios pasos a un lado para no ser visible para él. En ese momento, me visto rápidamente, para que, cuando él salga del cubículo, ya esté vestida. — Es decepcionante que no me dejes deleitarme visualmente. — se queja Alessandro y yo niego — Ya hemos tenido suficiente de toda esta locura. Así que, mejor apresurémonos a parecer decente para poder salir.— ¿Quieres que salgamos juntos? — pregunta Alessandro y yo niego.— Sigue jugando con fuego, Alessandro y no quedara nada que quemar. — le susurro y él asiente. — Lo voy a arreglar. Ya mi
Narrador Omnipresente Una hora antesLucía caminaba sonriente del brazo de Augustus. Sabía que no era una persona de la que podía sentirse protegida o confiada, pero, era quedarse con él o que ese hombre interrumpiera el encuentro que le costó a ella la mitad de su pequeño frasco de afrodisíaco que tenía oculto entre sus pechos. Mientras caminaba, las mujeres la observaban mal, al ver su compañero de baile y todo se volvió más molesto, cuando ella, sonriente se acercó a pedir la comparsita, una canción de tango puro que emociono a todos al escuchar los primeros acordes de la canción.— Señor Delacroix, ¿está seguro de que puede seguirme el ritmo? — pregunta Lucía sonriente y ello, le pareció un reto a Augustus, a lo cual, respondió tomando su mano y haciéndola girar varias veces antes que su pecho, tocara la espalda de ella. — Creo que sí. De todas maneras, sería bueno que me enseñes un poco de lo que no sé. — susurra Augustus sonriente.— Sus deseos son órdenes para mí — murmura Lu
Todos los guardaespaldas, se centran en la entrada del baño, mientras Kim comienza a cubrir su cuerpo angustiada. Augustus, el anciano, miro a sus hombres para que se girarán y caminó hacia Kim, burlándose de la mujer frente a él.— Realmente eres todo un caso, con tal de no relacionarte con Augustus, te encierras toda la noche en el baño. Y no sólo eso, ahora pareces, lo que eres, todo un asco — dice el hombre y Kim, respira profundo para no alterarse de más. — No es de mi agrado quedarme en el baño. Soy una mujer lactante y estaba ayudándome a extraer la leche. Ya estando aquí, fue que vomite varias veces. Por eso, es mi aspecto desordenado y sudoroso.>> Ahora, si desea que yo me quedará afuera y vomitara, para avergonzar la familia, me hubiese avisado, señor Delacroix y habría salido hace rato, señor — dice Kim intentando ser fuerte y no sucumbir al peligro que emana el anciano.Augustus sonríe rodeando a la mujer, con interés.— Has cambiado, pequeña. Antes no te atrevías a habla
Narra KimMe arreglo como puedo y salgo del baño, siendo escoltada por los guardaespaldas que colocan una chaqueta encima de mi vestido, para salir sin mostrarme demasiado por mi terrible aspecto.Aunque, poco les importaba a las presentes como me encuentro, porque estaban bastante entretenidos en los dos Augustus que caminaban uno al lado del otro, como si fueran los dioses del mundo.Aliviada de no tener su atención, subo a la habitación que el guardaespaldas me muestra y de inmediato, me acuesto en la cama agotada. No había tenido tanta tensión desde el nacimiento de mi hijo y huida del caos.Pero hoy, estaba más maltratada que aquella vez. Tener relaciones sexuales como si el mundo se acabará pronto, era tan agotador y ahora doloroso como un parto normal. ‘Cuando estabas en medio de eso, no sentías dolor, ¿no es así?’ me pregunta mi mente, mientras yo empiezo a sentir dolor en mi entrepierna.Antes, no había tenido ese sexo que me dejara caminando extraño y está noche, después de
La emoción de poder salir a terminar mis estudios, me hace sonreír toda la mañana y toda emoción se duplica, cuando tocan a mi puerta, trayendo a mi pequeño. Llevaba menos de veinticuatro horas sin verlo, pero sentía que había pasado un siglo sin él. Por lo que, emocionada, me siento en la cama para darle pecho. Mirando al pequeño, la copia de su padre, me ruborizo al recordar cómo horas antes, se atrevió a pegarse a mis pezones como ahora lo hace su hijo. ‘Sin duda, Alessandro no tiene límites en el sexo y eso, es peligroso. Demasiado, diría yo.’ digo mentalmente. Comienzo a acariciar a mi pequeño y un ruido que proviene del baño, me hace levantarme asustada. Aun dándole pecho a mi pequeño, que no desea apartarse de mí, avanzó hacia la puerta abierta del baño y es allí cuando lo veo. Un hombre que sale de una de las paredes del baño. Cuando estoy a punto de gritar, el perfil de su rostro aparece y yo sonrió al ver de quien se trata. Sin duda, Alessandro es bastante ingenioso para
La emociona que sentía, era indescriptible. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que me había sentido así de feliz. Se sentía como si llevara años sin ver a Lucía y era esa felicidad extraña y agradable, que solo con verla sentía.Pero ahora, lo estaba experimentando, porque por fin era libre y estaba a su lado. Justamente, lo que durante todos estos meses secuestrada, había vivido.— Kimmi— dice Lucía en medio del llanto y de inmediato, Alessandro la regaña.— Recuerda que no hemos salido del peligro. Podrás llorar y hacer lo que deseen, después que hayamos salido de aquí. — dice Alessandro y Lucía se limpia sus mejillas de inmediato — Lucía, ya sabes dónde está la ropa, viste a Asher.>> Mientras Kim se viste, nosotros, podremos el plan en marcha. Tenemos menos de diez minutos para que podamos irnos. Así que, muévanse todos — ordena Alessandro y de inmediato, Lucía toma mi mano arrastrándome a la segunda habitación del apartamento. — Dame a mi sobrino y concéntrate en vestirte.
Narrador Omnipresente El tiempo corría en contra de todos, Lucía, había corrido a colocarse el chaleco antibalas y un overol que le hiciera creer que era de mantenimiento.Ese era el plan inicial, uno que no podía hacer Kim porque podría ser fácilmente descubierta por su estatura o rasgos característicos que al parecer a Augustus y Alessandro, le era fácil diferenciar. — El siguiente grupo puede irse. Recuerde que deben buscar la manera de no llamar la atención — dice Alessandro y Lucía junto con varios de supuesto mantenimiento, salen de la habitación, cuando el caos está por explotar en la habitación que está a su lado.Augustus, quién había entrado a la habitación y había encontrado a su hombre limpiando los juguetes de Asher, causo que el hombre se levantara rápidamente al ver a su jefe.— ¿Dónde está Kim y Asher? — pregunta Augustus.— En el baño. Le estaba dando el pecho al joven señor y tuvo que entrar al baño porque estaba sucio.Augustus lo observa confundido y de inmediato,