22 de Julio de 2016. EMMA. ¿Quien tiene un humor de perros de buena mañana? Exacto, yo. En que maldita hora mi madre propuso hacer una comida familiar para formalizar su compromiso. Tendría que verle la cara al viejo acosador de Petter, el cual llevaría a sus hijos, así conocería al novio de Deborah, moría de ganas por saber como "enamoró" a mi hermana. Aparté las cortinas de mi gran ventanal y salí a la terraza a estirar los brazos mientras regaba un poco las flores de los maceteros, se veían muy bonitas y coloridas. Esta parte de la casa siempre fué mi favorita, consistía en una espaciosa estancia mitad cubierta mitad al aire libre. En la parte cubierta había un gran sofá con cojines, una mesa y algunas luces adornando. Me entretuve toda la mañana dibujando cualquier cosa que se me ocurría. Inconscientemente la imagen de Axel vino a mi mente haciendo que empezara a trazar un pequeño boceto de su rostro, su mandíbula marcada, sus pómulos altos... Sonreí y cerré mi cuaderno, otro
AXEL. Cuando ví a Emma correr escaleras abajo no pude evitar admirar su cuerpo, siempre la había visto luciendo vestidos de arreglados, verla con ropa de calle era nuevo para mis pobres ojos que eran incapaces de mantenerse lejos de ella cada vez que estaba a mi alrededor. Examinándola bien ella no debía haber usado ese apretado top blanco, contrastaba con su piel bronceada y me dejaba ver a la perfección la forma de sus firmes pechos y que decir de esos jeans... Ella ni siquiera se había percatado de mi presencia y yo ya estaba divagando por sus largas y esbeltas piernas. Ví sus pies pisar en falso y corrí a sujetarla agarrando su pequeña cintura. Su aroma me invadió de inmediato y cerré los ojos aspirando lento, miré sus ojos cerrados y sus largas pestañas tocar sus pómulos mientras su expresión se relajaba totalmente. —Estuvo cerca princesa—susurré y ella abrió lentamente sus ojos verdes confusa y aliviada al mismo tiempo. Había recogido su pelo en una coleta dejando alguno
EMMA. —¡Bienvenidos a THE MOVEMENT LIFESTYLE! Mire a mi alrededor anonadada, examinando cada cosa que ahí se encontraba. Una gran sala con una pared llena de espejos nos rodeaba, todo estaba lleno de luz y el parqué del suelo era de un marrón claro desgastado. Miré a Axel asombraba. ¿Me había traído a bailar?¿Acaso Axel bailaba? Miré a la mujer que se encontraba frente a nosotros, debía rondar los cincuenta años y lucia un vestido amarillo y unos zapatos negros de baile. —¿Que tal estas Diana?—la mujer sonrío con ternura mientras Axel la abrazaba. —Llevaba tiempo sin verte diabillo ¿Que tal se encuentra tu madre y la pequeña Aria? Seguí examinando mi alrededor cuando esa pequeña loca vino a mi mente, moría de ganas por ver si seguía siendo tan ocurrente y hermosa como recordaba. Le diría a Axel que me llevara a verla, es niña debía ver que había vuelto de mi cuento. —¡Emma!—volví mi atención hacia ellos—Esta es Diana, una gran amiga de mi madre y nuestra instructora de b
AXEL. Definitivamente traer a Emma a bailar había resultado una de las experiencias mas calientes que he tenido en mucho tiempo. Tener su cuerpo pegado al mío en ese pequeño vestido me estaba enloqueciendo mientras bailábamos, necesité de todo mi autocontrol para no tocar mas allá de lo permitido. La miré intentando regular mi respiración acelerada no por el baile, si no por su cercanía. Sonreí y cogi la rosa roja de su pelo colocándola en mi oreja lo que provocó un lindo puchero de su boca que me hizo perder lo poco que me quedaba de cordura. Puta madre, respira Axel, no actúes como desesperado. —¡Habéis estado fantásticos!—Diana nos abrazó a la vez apretándonos emocionada. No recordaba lo efusiva que era esta mujer cuando le gustaba algo. Y mas si se trataba de baile en pareja. Mi madre y ella siempre fueron unas amantes de los bailes de salón, es por ello que Aria y yo asistíamos a sus clases antes de que mamá abriera las clínicas veterinarias. —¡Desde lejos se nota la tens
Mi dignidad de hombre va primero. Ibamos aproximadamente por el final de la película cuando noté el peso de Emma sobre mí costado, la muy vaga se había jodidamente dormido en mi sofá viendo una película de miedo, no había gritado ni lloriqueado como cualquier mujer no, se había dormido como una marmota. Con mucho cuidado de no despertarla acaricié su rostro angelical aparentemente. Esta mujer era un jodido demonio caliente. Ni un tsunami lograría despertarla y yo tampoco pondría mucho empeño en ello pues tenerla en mi casa bajo mi cuidado se sentía demasiado bien. La cargué con cuidado y subí con ella en brazos a mi habitación acostándola sobre mi cama. De: Axel Para: Oliver mi amor Envié y quité los zapatos de Emma la cual se retorció en la cama. Esa ropa debía ser bastante incómoda por lo que coloqué una de mis camisetas sobre su top y cuando tapo lo necesario quité sus pantalones con cuidado de no despertarla fallando en el intento. —Axel...—susurro adormilada aún tum
—Si Oliver ya vamos en camino, si, no la toqué sin su consentimiento—en ese momento me miró y sonrió descaradamente.—No Oliver, no exageres, vale hermano, nos vemos en veinte minutos. Cortó la llamada y se acercó a mi como un autentico depredador que estaba apunto de cazar a su pobre presa, en este caso, estaba cazando a Emma. —¿Que te dijo Oliver?—pregunté curiosa mientras se tumbaba a mi lado llevándome con el. —Que me cortaría las pelotas si te había tocado un solo pelo y que nos esperaba en veinte en tu casa. Sonreí, mi hermano siempre tan controlador, aveces se excedía, pero que le vamos a hacer, lo adoro igual. —Te va a matar—reí acariciando su pecho desnudo. —Moriré con gusto entonces—sonrió pícaramente y apretó mi trasero una vez mas. —¡Oye!—di un manotazo sobre su hombro. —Lo siento princesita, ese culo es digno de adorar. Ya volvimos a arder señores, S.O.S tenemos una emergencia. —¡Emma Madison Clayton!—un Oliver aun es pijama se acercó a nosotro
—¡Eso Axel!¡Y yo ayudaré a esta pequeña belleza!—la apoyó Oliver ya con una camiseta puesta. Destapé los ojos de mi hermana la cual miró a Oliver embobada, creo que Aria se acababa flechar por el hermano de Emma. —¿Tu eres un príncipe como Axel?—miró a Oliver examinándolo. —El príncipe Oliver a sus ordenes—hizo una leve reverencia—¿Querría usted ser mi princesa?—extendió la mano hacia mi hermana y yo reí ante su comentario mirando a Aria la cual asentía fascinada cogiendo su mano y yendo dirección a la cocina—Emma esta durmiendo arriba—susurró y yo asentí subiendo las escaleras. Abrí la puerta del cuarto de Emma lentamente y cerré con cuidado de no despertarla, todo la habitación olía a ella y cerré los ojos aspirando su aroma. La imagen que encontré al girarme me hizo tragar fuertemente. Emma se encontraba tumbada boca abajo durmiendo plácidamente en tan solo un diminuto pantalón gris que dejaba a la vista parte de su bien formado trasero y un top de deporte rojo. Su pelo es
—Creo que deberías hacerlo...—susurré lentamente como aquella vez y la sonrisa que recibí de su parte hizo flaquear mis piernas. Con suma lentitud acercó nuestros rostros y acarició su nariz con la mía lentamente con los ojos cerrados, como si tratara de alargar nuestro momento. —Prométeme que no dejaras que otro hombre te bese—susurro angustiando dejando un leve beso sobre mis labios haciéndome desear mas—Ni te toque—deslizó el dorso de su mano por mi mejilla lentamente y suspiré abrumada por su toque—Promételo Emma. —Es es una gran cosa que prometer Axel...—advertí—Necesitaría la misma promesa de vuelta. —Prometo que eres la única mujer que me interesa en este momento—dijo separándose levemente mirándome a los ojos. —En ese caso... No dejaré que otro hombre se me acerque, a no ser, claro esta, que sea en contra de mi voluntad—pensé tontamente. —Oh y créeme que si algún gilipollas se atreve, me encargaré de romperle la boca—contestó molesto—¿Entonces en que punto estamos?