Capítulo 429
—Manuel, habla claro y deja de dar rodeos —exigió Walter, impaciente.

La noche envolvía la ciudad con un manto oscuro y gélido.

Los barcos mercantes se mecían inquietos en la costa, mientras los hombres yacían lamentándose en el suelo.

Walter observó cómo Manuel se daba la vuelta y le hacía un gesto con la mano, sin pronunciar una sola palabra.

Simón se interpuso antes de que pudiera ir tras él.

—Señor Guzmán, no se deje engañar por Manuel. Quizás solo esté divagando. Enviaré a alguien a proteger a la señorita Chávez —le advirtió Simón.

Walter frunció el ceño, mirando con recelo la figura de Manuel.

Este se giró y esbozó una extraña sonrisa.

Luego, Manuel se fue.

—Señor Guzmán, no se deje perturbar por Manuel. Lo importante ahora es sacar esa mercancía —insistió Simón, preocupado.

—¿Has oído lo que ha dicho? —Walter escrutó a Simón con la mirada.

Simón asintió en silencio, sí, lo había escuchado.

—Tiene algo que decir —sentenció Walter, con gravedad.

Quizás relacionado con Mariana.

Y p
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