Capítulo 370
Mariana se inclinó ligeramente hacia adelante y, con tono amenazante, dijo: —Señor Luis, esto es solo una advertencia. Respete a las mujeres de ahora en adelante, o le quitaré la vida.

Luego sacó el pin con firmeza.

—¡Ay! ¡Tú! —Luis se arrodilló en el suelo incapaz de moverse, gritando de dolor.

Señalaba a Mariana, sintiendo un dolor punzante que le paralizaba el cuerpo.

Ella solo quería darle una lección con la aguja de plata.

Pero, dado que no pudo obtener el Ganoderma, decidió usar la aguja para atacarlo de manera directa.

¡Qué inútil!

Mariana guardó el pin y salió de la habitación.

Los guardias afuera miraron a Mariana, sorprendidos.

¿La jefa se iba tan pronto?

Mariana sonrió levemente mientras rozaba la cara de los dos hombres con la punta de sus dedos.

No se pudo negar que la gente en Macondo tuvo rasgos realmente atractivos. ¡Incluso los guardias eran muy guapos!

Mariana se marchó rápidamente.

Solo cuando los guardias vieron al jefe en el suelo, reaccionaron gritando: —¡Alto!

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