Capítulo 0631
Mariana se sentó de un salto y corrió al baño. Al verse en el espejo, quedó atónita.

¡Dios mío! ¿Por qué tenía los ojos tan rojos? Y además, los párpados estaban hinchados.

Parecía que alguien la había golpeado. ¡Era ridículo!

Tragó saliva y se dio cuenta de que su garganta tampoco se sentía bien.

Se aclaró la garganta y, al hacerlo, notó que su voz sonaba un poco ronca.

¿Qué había pasado la noche anterior?

Confundida, Mariana llamó a Catalina.

Catalina respondió rápidamente: —¿Hola, cariño? ¿Despertaste?

Mariana tragó en seco. Con voz baja preguntó: —Mamá, anoche… ¿está todo bien? Ejem, mi garganta…

Mariana frunció el ceño, pero Catalina la interrumpió.

—Anoche no pasó nada, solo estabas muy triste. Nos contaste lo mal que te has sentido estos años. Bebiste un poco de más, solo eso. No te preocupes, hoy quédate en casa y descansa bien.

Mariana se quedó sin palabras.

¿Así que anoche les había contado sus penas a sus padres?

No había querido hacerlo en años, porque esa era una decisión
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