Capítulo 0532
Manuel miraba a Walter y luego se fijó en la mercancía ya tratada, apretando los dientes de rabia.

Por mucho dinero que gastara alimentando a esos caninos, con una sola palabra de su dueño, regresarían a su lado al instante.

¿Y él qué era?

De repente, el responsable le arrojó un balde de agua.

Manuel lo miró y no pudo evitar reír.

¿Y qué era él?

Solo era como un balde de agua sucia que se puede tirar en cualquier momento.

En el camino de regreso, Walter mantenía los ojos cerrados, descansando.

Simón miró hacia atrás y, en voz baja, preguntó: —Señor Guzmán, ¿le llevo a casa para que descanse?

Walter abrió los ojos y observó la bulliciosa ciudad, sintiéndose lleno de emociones encontradas.

En la noche.

Mariana cerró el documento que tenía en las manos y tomó su teléfono. Ya eran las dos de la mañana.

Catalina le había enviado un mensaje poco después de las nueve, que no había visto.

Catalina: [Hay una exposición de joyería, dejé la invitación en tu cama. Recuerda ir a ver, relájate un
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