Pensándolo bien, el hecho de que el accidente no le haya costado la vida era algo bueno, ¿no?

Mariana miró a la anciana y dijo con tristeza: —¿Cómo puedes estar tan tranquila? ¿No deberías estar triste? Ahora solo quedamos nosotros, ¡no tienes que seguir aguantando!

—No estoy forzando nada, al contrario, ¡ahora tengo una buena excusa para retirarme! Y en cuanto al experimento, ya no tengo ganas de continuar —al decir esto, el corazón de Mariana dio un vuelco.

—Abuela... ¿dices que no continuarás con el experimento? —Mariana se quedó paralizada.

Catalina, aún más angustiada, exclamó: —¡Mamá! Por culpa de ese experimento terminaste así, ¡estás a punto de obtener resultados, tú...!

—Dicen que los resultados están cerca, pero en realidad, todavía está muy lejos —la voz de Lorena sonó apagada.

Mariana le tomó el pulso en secreto.

Sintió que estaba muy débil.

Se volvió hacia Catalina y Tobías. —Papás, ya es tarde, los llevaré de regreso.

—Abuelo, la abuela ha despertado, tú también deberías