Capítulo 2 Un Boleto Para Dos
POV de Scarlett

Me siento mal dentro del taxi que me lleva hacia al otro hospital, donde ella está internada, y sin duda lo encontraré a él. No sé si son mareos por el viaje, las náuseas del embarazo, o simplemente el cansancio de hacer este recorrido una vez más.

Este es el trayecto que más detesto, un camino que he transitado durante diez años. Como siempre, ella está en el hospital, y él a su lado, incluso desde antes de que nos casáramos.

Así son las cosas cuando te enamoras de un hombre que solo tiene ojos para tu hermana, quien padece la enfermedad de Von Willebrand, combinada con su sangre RH negativo.

Sí, esa enfermedad impide que las hemorragias sanen, además de que tiene el tipo de sangre que solo el 0.3% de la población mundial posee.

Para ella, hasta un pequeño corte en el dedo podría ser fatal. Por eso se ha convertido en la perla mimada de toda la familia, la intocable, la diosa que consigue todo lo que desea con solo pedirlo.

Pero, ¿y yo? Incluso los demás ignoran mi existencia.

Mis padres solo tienen ojos para Ava. Mi hermano me odia, como si le hubiera robado la salud a ella.

Pero no, solo le robé a su hombre.

Pero me odiaban incluso antes de eso. Casarme con Sebastián solo liberó ese odio que tanto ocultaban.

Me lo robé, pero lo pagué bien caro. Me casé con él, y a cambio, solo obtuve cinco años de tormento.

Pensé que amándolo con todo mi ser podría enmendar mi pecado y le di todo el amor que pude entregarle. Creí que era el sueño de mi vida hecho realidad cuando me casé con él, supongo que debí haberlo sabido cuando pasé nuestra noche de bodas sola...

Él nunca volvería a ser ese pequeño héroe que me salvó hace diez años. No para mí, nunca más.

[Lo siento, parece que el plan sigue... después de todo. ¿Sigues disponible?] Le escribo a Aurora. Me siento mal por haberle dicho que cancelara mi vuelo cuando me enteré que sería un boleto para dos.

[Para ti, siempre estaré disponible.]

Cierro los ojos. Está decidido entonces.

No puedo echarme atrás ahora. Él no me lo permitiría. Ha estado esperando estos papeles de divorcio desde siempre.

Solo necesito averiguar qué haré con el bebé en medio de todo este desastre. Bueno, probablemente es una pregunta que solo yo necesito responderme. Él no querrá tener nada que ver con el bebé y Ava...

Sería tremendamente amable de su parte si dejara vivir al bebé. Estoy segura de que si ella le pide que aborte, él felizmente aceptará.

Me tomo un momento después del agitado viaje en taxi para calmarme, dejando que el sudor fino de mi frente se desvanezca mientras me trago este buche amargo. Me mareo en los autos con facilidad y llevar un bebé en mi vientre lo hace aún más difícil.

Lo culpo a él. Definitivamente es un varón. Solo vino para traerme problemas, al igual que su padre.

Luego me río de mi pensamiento infantil.

Hace un momento, solo sentía frialdad y horror ante la noticia de su existencia, pensando que era solo un pequeño embrión creciendo en mí, tan diminuto que ni siquiera se veía en el ultrasonido, una cosita que solo significaba problemas.

Pero ahora, ya estoy imaginando bromear con él por su hermosa risa. Incluso antes de nacer ya me está trayendo alegría.

Ya lo decidí, quiero quedármelo.

Esa idea me asusta. Incluso si sigo adelante con el plan, ¿realmente podría traer a un bebé a este mundo cuando incluso antes de nacer ya no tiene padre?

Las lágrimas inundan mis ojos ante ese pensamiento y apenas puedo ver. Debe ser por las hormonas.

Dando tiempo a que mis lágrimas se sequen, arrastro mis piernas lentamente hacia la habitación de Ava en el quinto piso. Él me está esperando adentro, pero no para que le entregue el documento que quiero darle.

Quiere el otro que traigo, el que va a destrozar mi corazón.

Pensé que ya estaba lista. Pensé que él había pulverizado mi corazón en pedazos tan pequeños que ya no podría encontrar amor en mí. Pero aún me duele y es aún más difícil hacerlo ahora, cuando tengo que meter al bebé en la ecuación.

"Sebastián, tengo miedo. Esta es la peor sensación, esperar el resultado..." La voz tímida y aniñada de mi querida hermana me golpea a través de la puerta, y me detengo, "Abrázame, por favor."

Con una frase de mi querida hermana, ya perdí todas las fuerzas para entrar. Sé que lo hará. La abrazará, con todo el amor de su corazón.

No sé cuánto amor le puede entregar Sebastián, pero seguramente a mí nunca me dio nada.

Si antes tenía dudas, ahora no. Lo mejor que se puede hacer con este matrimonio es terminarlo. Estoy aquí para entregar los papeles del divorcio, me advierto a mí misma.

El bebé... es solo una sorpresa que no cambiará en nada mi idea.

Cinco años es suficiente para reparar un error. No me queda mucho dentro de mí para mantener este desastre. Él se casó conmigo, pero nuestro matrimonio solo fue un papel firmado. Su corazón le pertenece a ella. Siempre ha sido así y siempre lo será.

Esta noche estaré en otra ciudad, dejando al hombre que amo con la mujer que él ama.

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