Lentamente abrió los ojos, los párpados le pesaban, la cabeza le dolía como si hubiera recibido un fuerte golpe, la garganta le ardía y se encontraba reseca. Le costó un tiempo ubicarse ya que sufría un poco de mareo, cuando consiguió mirar a su alrededor fue consciente de todo lo que había ocurrido, una lluvia de recuerdos perturbaron su mente, y fue ahí que entendió que el príncipe finalmente había mostrado su verdadero rostro, la había traicionado, ahora sí estaba segura de que las profecías eran ciertas, de que realmente su muerte estaba cerca. No sentía miedo porque finalmente se reuniría en el cielo, con sus padres y ancestros, ya había gobernado durante muchísimos años, ahora solo necesitaba descansar y estar en paz.Miró a cada lado y divisó las cadenas que se encontraban en sus brazos, estaba justo en medio de uno de los calabozos del castillo, trató de liberarse de las cadenas pero se encontraba tan débil que el hierro con que estaban hechas le lastimó ambas muñecas, a osc
La rodilla de la reina sangraba sin parar, Dustin caminó hasta la mesa y tomó una venda y regresó con su madre, se colocó sobre sus rodillas y con mucho cuidado tapo la herida que había provocado Meriel, estaba furioso porque no le había hecho caso, pero a pesar de eso no fue capaz de castigarla, odiaba que ella tuviera ese efecto en él porque al final siempre se salía con la suya.—Ah que se debe este cambio repentino.—Vengo a proponerte un trato —dijo mientras se levantaba y limpiaba su ropa del polvo del suelo.—No crees que es un poco tarde para eso.—Puede que sí, aun así eres mi madre y me gustaría que permanecieras a mi lado —A la reina le fue imposible controlar la carcajada que salió de sí.—¿Qué es tan chistoso?—Me envenenas con el único veneno que podría matarnos.—Pero no lo hice —la interrumpió—. Aunque mis acciones no lo demuestren te amo, pero no podía permitir que mataras al amor de mi vida.—¿Meriel? —dijo con voz irónica y el asintió —Por favor que dices, esa arpí
La molestia de Meriel se podía sentir por todo el palacio, había una tensión que era molesta para los guardias, sirvientes y trabajadores del palacio, ahora la llamaban y trataban como a los miembros de la realeza, por órdenes del príncipe, pero la mayoría sentía que aquello no era adecuado. La banshee estaba cansada y agotada por llevar a cabo sus planes en silencio los últimos días, necesitaba descansar o podría dar un paso en falso, arriesgando su trabajo de años.Salió al hermoso jardín y se perdió de la vista de todos con sumo cuidado, se dirigió a su lugar secreto, o al menos ella prefería llamarlo así. Caminó por el camino de flores y se sentó en un banco solitario, la vista desde allí era maravillosa, al frente tenía un hermoso lago, sus aguas cambiaban de tono de acuerdo a la estación del año, como estaban en el fin del invierno eran de un color celeste. Allí se respiraba tranquilidad y paz, algo que su vida últimamente no tenía.Miró a ambos lados para verificar que nadie
Elijah tardó un día en ir y virar a la ciudad de los elfos, su antiguo hogar, dónde había vivido por años, hasta que su padre fue ascendido y se mudó a la capital para servirle al padre de Marissa y ahora el continuaba su legado siendo un fiel servidor de su reina. Cómo solía hacer entró al palacio por la cocina, amaba el olor que siempre había allí. Miriam una elfa de tamaño pequeño, melena rubia y unos imponentes ojos azules siempre lo complacía con un delicioso pastel de moras, su favorito, se encontraba hambriento y cansado de su largo viaje. Era de noche por lo que el movimiento en el palacio era distinto a durante el día.Al llegar a la cocina había unos pocos trabajadores recogiendo y guardando la vajilla, normalmente todos disfrutaban su trabajo y no tenían quejas cuando la jornada se extendía hasta las altas horas de la noche por lo que sorprendió al ver que todos tenían una muestra de tristeza en sus miradas. Trató de no hacer mucho ruido para no llamar la atención pero habí
El palacio se encontraba en absoluto silencio, solo se sentían los ruidos provocados por los animales nocturnos. Era pasada la media noche y todos descansaban, en los pasillos deambulaban los guardias que custodiaban cada rincón del palacio.El príncipe Dustin se levantó de la cama, a su lado descasaba Meriel, con cuidado de no despertarla tomó su ropa, se vistió y salió de su habitación. Los guardias le hicieron una reverencia al verlo pero este ni se inmutó, continuó su camino a los calabozos, justo como el mismo había ordenado cuatro de sus mejores hombres custodiaban la entrada.—Asegúrense de que nadie se acerque —Dos de ellos asintieron y los otros dos, se pusieron a hacer rondas por la zonaDustin bajó las escaleras a paso lento, aquel lugar estaba oscuro pero conocía el camino de memoria, más de una vez se había ocultado allí para enredarse con Meriel y planificar a escondidas los planes para derrocar a su madre.La reina se encontraba en la misma silla, tenía la cabeza caída
La noticia de la muerte de la reina había llegado a todo el reino, todos los habitantes estaban de luto por la tristeza que había dejado con su partida. Silencio era lo que había en cada aldea, las calles estaban vacías y las celebraciones habían sido canceladas por la partida de la reina al paraíso.Cada noche los habitantes se reunían en la plaza para contar anécdotas sobre su reina, cuatro días habían transcurrido y entre lágrimas y sonrisas a medias la recordaban. Según las tradiciones de los regium durante cinco días las ceremonias de luto tendrían lugar. El príncipe solo había salido del palacio un día para una exequias a la que asistieron todos los miembros de la realeza del submundo y de su propio reino, desde entonces no se había sabido nada más de él, por los rincones se comentaba que no salía de su habitación desde su regreso del funeral. ⊱✿⊰Todo su plan había salido a la perfección, la reina había muerto y nadie sospechaba de él, a pesar de que era el único heredero del
El frío de la madrugada recibió a Mia, se abrazó a sí misma y continuó su camino hasta al patio trasero del castillo, el único ruido a su alrededor era producido por los animales de la noche. Iluminó su camino con una bola de fuego que provenía de su mano, un truco que había aprendido en el último año. Con cuidado de no caerse cruzó un camino de rocas que la llevaban a su zona de entrenamiento, la cual quedaba junto a un lago.Cuando llegó al final de su camino, divisó el terreno en busca de su maestro, de quién no había rastro alguno, resopló molesta, seguramente una vez más se había quedado dormido, estaba a punto de regresar a casa cuando una voz proveniente de su espalda le provocó un escalofrío sobresaltándola.—¿Buscas a alguien? —Mia se volteó.—Llegas tarde —dijo y se cruzó de brazos, era irónico que justo esas palabras le dijo en la primera clase y ahora luego de un año los papeles se invertían.—Lo sé, tuve que volver a buscar esto —Le extendió un suéter y rápidamente lo to
Una parte de ella no podía creer lo que el joven que tenía enfrene decía. En sus clases con Neahm había aprendido que cada miembro de la realeza tenía a su compañero en forma de animal, mientras que el resto del pueblo lo tenía en seres de su propia raza, entonces como era posible que Tain fuera realmente quién decía ser, a pesar de su peculiar aspecto se veía como un mortal.Acaso había usado magia para volverse humano, en ese caso ella aún podía notar rasgos particulares en su rostro escamoso. Qué tipo de compañero tenía su madre que se veía así. Tain se percató de la desconfianza de Mia ante su silencio, por lo que levantó su camisa mostrando en su pecho su marca de lealtad que aún estaba presente en su piel, el tatuaje era una llama de fuego con la marca del dragón en el centro. Mia se llevó una mano a los labios sorprendida, en ese instante comprendió porque la profecía hablaba de la reina de fuego.—¿Tú eres un dragón? —preguntó apenada, por su indiscreción pero necesitaba sabe