Como cada tarde después del trabajo, Kiril llevó a Maddie a la casa de la familia Romanov, portándose como un hermano atento y amoroso. Dando esa fachada de un alfa perfecto, tratando a su hermana menor con delicadeza, Kiril se encargó de llevarla personalmente al interior de la mansión, tomándola de la mano y siendo muy amable con ella.

“Quédate aquí con los demás omegas de la familia Romanov, yo hablare con Alex sobre el trabajo, y luego podrás ir a verlo” Pidió Kiril.

Sonriendo felizmente, Maddie asintió de forma obediente, respondiendo: “Te esperaré”.

Dándole un beso en la mejilla a su hermano como una despedida, Maddie caminó alegremente a la sala de la mansión, donde estaban todos los omegas reunidos charlando y bebiendo un poco de té.

Ante los halagos de su madre y los demás omegas presentes, quienes