Capítulo 41.

Con curiosidad, Ivan miraba fijamente una de las ventanas del salón, observando el interior de la fiesta, una fiesta a la cual él no podía ir. Como todos los demás sirvientes que habían asistido para ayudar a sus amos en caso de una emergencia, Ivan no tenía permitido entrar al salón de la fiesta para disfrutar, ya que no era un invitado como tal, quedándose fuera en el área de descanso, atento y preparado para entrar para servir a cualquier miembro de la familia Kuznetsov de inmediato.

Pero Ivan no podía negarlo. Toda su vida la había pasado mirando los lujos de sus amos desde el exterior, y aunque él no era una persona celosa y codiciosa, si soñaba con algún día poder poseer lo mismo que Luka, esa magia al estar dentro de un baile tan lujoso, con un alfa guapo, y poder estar comprometido. Una realidad que Ivan sabía que no era para él, ya que a pesar de que

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