Caminando lentamente por el museo, Alexis sonrió al ver como uno de los presentes le ofrecía una copa de licor, que él no dudó en tomar. Era usual que los fines de semana en la ciudad, ligares culturales como el museo de arte u algunas plazas, se volviera un sitio donde se reunían las personas de alta sociedad para socializar un poco. Así que se hacían pequeñas fiestas privadas, donde había aperitivos y copas de licor, pudiendo pasar el tiempo entre la belleza de las obras de arte y la buena compañía de personas de clase social similar a la suya.

Siendo saludado cortésmente por muchos de los invitados al lugar, Alexis pasó casi todo su tiempo en medio de los diversos asistentes a ese evento, quien obviamente querían tener su tiempo a solas con el líder de la manada, llenando al alfa de halagos y palabras deslumbrantes. Mientras que por otro lado, los padres de Alexis se ha