Celos

Darius era un joven agradable y apuesto, poseía una de esas sonrisas encantadoras capaces de enloquecer a cualquiera, si ella no estuviera enamorada de Vladimir podría sucumbir fácilmente ante sus encantos, sin embargo agradecía a su padre por escogerle un esposo que sería fácil de soportar.

—Debo decir que eres hermosa—Darius fue directo y la miró a los ojos con una sonrisa traviesa,—esto de los matrimonios arreglados aunque debo confesar que madre es excelente escogiendo esposas.

—No lo digas demasiado alto que me lo puedo creer—Anna se sonrojó levemente y el acarició su mejilla con ternura.

—Interrumpo—la hermosa mujer de cabellera nórdica y ojos azules pálidos se aclaró la garganta.

—Solo le decía a la señorita Dobreva lo hermosa que es—la mujer asintió.

—Te lo dije ella es un verdadero encanto—la mujer sonrió con satisfacción.

—Lo sé madre tú nunca te equivocas.

—¿Te ha gustado la decoración? Darius y yo lo organizamos todo—la rubia dijo con orgullo.

—Todo luce perfecto—Anna sonrió con amabilidad.

—Yo fui obligado a cooperar—murmuró Darius tomando un trago que le era ofrecido por uno de los mesoneros.

—Debo imaginar que la jovencita es nuestro miembro más nuevo—dijo una voz masculina tras Anna, quien no se giró para no parecer descortés.

—Ven cariño, ella es Anna nuestra futura nuera.

—Bienvenida a la familia Riverwoods, Anna—el hombre le tendió la mano mientras se colocaba al lado de su esposa.

—El placer es mío—respondió ella con una sonrisa que la hacía lucir adorable.

—No la aburran—Darius intervino nuevamente—, ven vamos a bailar—él le ofreció su mano y ella accedió sin dudar.

—Me disculpan, por favor—ella se dirigió a sus futuros suegros cortésmente, quienes le dieron su visto bueno con asentimientos de cabeza.

—Creo que te libré de una conversación incómoda y aburrida—Darius le sonrió mientras la guiaba de la mano hasta la pista de baile.

—Tus padres son agradables—ella no mintió ambos le habían parecido personas agradables.

—En efecto lo son, cuando no empiezan con todo lo del linaje de sangre, juralo te salvé de una conversación tediosa e innecesaria, Anna.

—Creo que debo agradecerte entonces—la sonrisa de ella era genuina su futuro esposo era alguien con quien podía mantener una conversación sincera e interesante.

—Ya tendrás tiempo para eso—dijo él haciendo girar, ella sonrió disfrutando del baile y de su compañero, quien parecía un experto.

—Eres buen bailarín—tuvo que reconocerlo, había dejado sorprendida.

—Soy bueno en cosas que ni te imaginas, Annie—su tono fue un poco más grave de lo acostumbrado.

—No me gusta que me digan Annie—ella se quejó y él soltó una pequeña carcajada.

—Eres bonita y delicada, para mí tienes cara de Annie—él replicó y ella negó nuevamente,—no quiero hacerte enojar—suspiró contra su oído, casi parecía como si la estuviera besando, sin embargo los labios de Darius nunca tocaron su pálida piel.

Nunca le gustaron los diminutivos, siempre le parecieron estúpidos, sin embargo estaba dispuesta a tolerarlo para no incomodar a su futuro esposo, él parecía un hombre agradable, ansioso por adueñarse del mundo, quizás algún día lo lograría, pues no carecía de encanto, eso tenía que reconocerlo.

—Está bien—suspiró—, tú puedes decirme así.

—Gracias por la confianza , Anna—le dio otra sonrisa encantadora, atrayéndola a su cuerpo como le exigía la pieza musical.

—¿ Interrumpo?—la joven morena de cabellera rizada le miraba con rabia.

—La verdad, Sí, estábamos bailando Kathia—Darius le respondió de inmediato.

—Imagino que me has reservado una pieza—ella soltó con fiereza.

—Kathia, lamento informarte que mi noche esta comprometida por completo, todos mis bailes serán con la señorita Dobreva—le dedicó una mirada a Anna y la joven apretó los puños con disgusto.

—Kathia—el padre de Darius le puso una mano sobre el hombro a la joven y esta respiró profundo.

—Tío—suspiró dedicándole una sonrisa sutil.

—Espero que no estés celosa por esta niñería, mi hijo es uno de los anfitriones de esta fiesta y como tal deberá atender a nuestra invitada de honor.

—Lo entiendo—ella aceptó a regañadientes.

—Creo que yo puedo solucionar este inconvenientes, el padre de Anna hizo acto de presencia con whiskey en mano—, si me lo permiten, mi ahijado podría ser le de compañía está noche—Kathia miró al hombre y le sonrió.—Mi ahijado está allá, señaló a la distancia a vladimir quien conversaba con la señora Rebekah.

—Creo que estaré eencantada el la sonrió ampliamente mostrando sus colmillos blancos—, por lo visto será una noche placentera, diciendo esto se alejó para darle alcance a Vladimir, provocando un pinchazo de rabia en Anna, quien aun era dominada por los celos.

—Mi querida Kathia—Vladimir la saludó elevando su copa.

—Oh Vladimir, que follaramos un par de veces no nos vuelve cercanos—ella soltó con una sonrisa.

—Recuerdo bien que pedias a gritos que no parara— el susurró a su oído.

—Estaba en celo y era jjoven el la sacudió la mano restándole importancia.

—¿Y si repetimos?—él besó descaradamente el lóbulo de su oreja y ella se apoderó de sus labios en venganza.

—Vamos—Kathia susurraba seductorame y él la siguió escaleras arriba, no sin antes darle una sonrisa triunfal a Anna, quien ardía de celos.

—Por lo visto ese par volvieron a sus enredos—Darius comentó y Anna lo miró en busca de respuestas.

—Son amantes—dijo con disgusto—, y por lo visto aun no han aprendido que esa historia termina mal.

—¿Te disgusta qué estén juntos?—Anna se atrevió a preguntar.

—¡Claro! Él la usa y la estúpida cae, seguro tiene a otras con las que hace lo mismo—estaba seguro de lo que decía.

Anna quería llorar, su corazón se estaba rompiendo dentro de su pecho. Ella sabía lo que estaba por suceder entre Vladimir y Kathia, eso le destrozaba el alma. No podía evitarlo, a su lado tenía a su prometido, un hombre que dentro de poco ocuparía un lugar importante en su vida, y aun así su tonto corazón seguía latiendo por Vladimir, aquel hombre que fue su primer amor

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