El asunto del Tío Ying resultaba más difícil de resolver de lo esperado. Lu Shijin trató de usar sus conexiones, pero todos optaron por mantenerse alejados y no estaban dispuestos a involucrarse.

Después de encontrarse con varios callejones sin salida, Lu Shijin comenzó a sentirse un poco frustrado. Originalmente, él había pensado que la influencia del anciano nunca llegaría a Beining, pero ahora, parecía que él lo había tomado demasiado a la ligera.

Claramente, esta vez, el anciano no se detendría hasta alcanzar su objetivo.

Tang Ruochu entró al estudio con un vaso de leche en la mano y vio a Shijin fruncir el ceño como si hubiera algo particularmente difícil de manejar. Frunciendo los labios, ella se acercó de puntillas silenciosamente.

Colocando gentilmente la leche sobre la mesa, ella lo miró con preocupación y preguntó inquisitivamente: "Shijin, ¿sucedió algo?".

Lu Shijin la miró y sus labios se doblaron un poco. "No pasó nada".

Luego, él preguntó: "¿Por qué no estás d