Para reconciliar a Xiaoxiao y Anyi, Tang Ruochu se preparaba para cocinar y hacer algunos platillos que les gustaban a ambas, pidiéndoles que la visitaran.

No había nada que no pudiera resolverse con una comida. Si una comida no era suficiente, entonces ella haría dos.

La Tía Wu caminó hasta la entrada de la cocina y miró a la ocupada figura en el interior. Ella sonrió y preguntó: “Joven señora, ¿necesita mi ayuda?”.

“Está bien, Tía Wu. Puedo hacerlo yo misma”. Tang Ruochu se volteó y le sonrió. "Es más significativo si cocino los platillos yo misma".

"Está bien. Llámeme si necesita mi ayuda”.

La Tía Wu vio su insistencia y no dijo más.

"Está bien". Tang Ruochu asintió con su cabeza y luego volvió a bajar la cabeza para cortar las verduras.

Había pasado más de dos horas preparando esta comida. Al mirar la deliciosa variedad en la mesa del comedor, Tang Ruochu se sentía realmente orgullosa de sí misma.

Ella miró hacia arriba y afuera por las ventanas francesas del comedor. Ya es