...

"Uaaaah...". Lu Shengyao bostezó mientras se desplomaba sobre el escritorio de la secretaria.

De vez en cuando, él echaba un vistazo a la puerta de la oficina del Director Ejecutivo y suspiraba impotentemente.

Él pensó que era el hermano más miserable de todos los tiempos.

Tenía tanta hambre que ya no le gruñía el estómago. Sin embargo, la pareja de adentro todavía parecía no tener intención de comer.

¿Él se preguntaba si debería irse y comer fuera, o si debería llamar a la puerta para interrumpir su tiempo íntimo juntos?

Si elegía el primero, no podría comer los langostinos con salsa de tomate de la Tía Wu.

Si elegía lo último, entonces sería destruido por su Hermano Mayor.

Después de comparar las dos decisiones, él tomó una decisión.

Se puso de pie y caminó hacia la oficina del Director Ejecutivo, preparándose para llamar a la puerta sin dudarlo.

Sin embargo, la puerta se abrió antes de que él tan siquiera la tocara.

Tang Ruochu estaba a punto de llamar a Lu Shengyao