En este punto, Tang Ruochu se dio cuenta qué quería decir él.

Sus mejillas se volvieron rojas y todo su cuerpo se sintió extremadamente tieso. Ella no se atrevía a mover un solo músculo.

“¡Quien…quien lo hace así!”

Ella se mordió su labio inferior de la pura vergüenza. Sus dos mejillas eran un rosa atractivo, haciendo que otros quisieran darle una mordida.

“Si mi esposa no está dispuesta, entonces no lo forzare,” dijo ligeramente Lu Shijin, expresando su voluntad de respetar su decisión. Sin embargo, su mirada aún persistía con anticipación.

...

Él estaba mirando a Tang Ruochu tan intensamente que ella no tenía donde esconderse.

Nerviosa, ella señaló a su frente y dijo, “O…Okay.”

Luego de recibir permiso, Lu Shijin sonrió. El no desperdicio el tiempo.

Estirando su largo brazo, la tomó en sus brazos y sus cálidos labios inmediatamente cubrieron los de ella.

Tan Ruochu estaba un poco rígida al principio, pero mientras los besos del hombre eran más profundos, ella empezó a cooperar inadv