Gabriel movió el afilador sobre su espada sentada en el sofá de su habitación. Llevaba una camisa negra holgada que dejaba ver levemente su pecho. Mientras que sus piernas estaban cubiertas con ajustados pantalones negros junto con sus pies los cuales estaban escondidos en botas largas que llegaban a sus tobillos.Pronto la puerta de su cámara se abrió revelando a su general quien se arrodilló ante de volver a ponerse de pie. Gabriel permaneció ajeno a su presencia y mantuvo su atención fija en su espada.—Mi Señor, nuestro ejército está listo, nos dirigimos a la aldea. Quería preguntarte —General se humedeció lo labios tragando saliva. Nunca antes se había cebado los ojos cumpliendo con la orden del rey. Pero hoy simplemente no pudo hacer lo que el rey le pedía.—¿De verdad quieres que mate a todos? Los labios de Gabriel se curvaron en una sonrisa malvada mientras no miraba en su camino, sino que le lanzó una pregunta a cambio.—¿Por qué? ¿Quieres que perdone a Kai?Los ojos del Gen
—Mi Señor, todo se ha hecho de acuerdo a sus órdenes.Sonrió Gabriel mientras su ejercicio se detenía en medio. Se sentó en el piso de concreto mientras dejaba de hacer flexiones. Agarrando la botella de agua, comenzó a mojar su garganta seca.—¿Dónde esta ella? —su voz espesa y entrecortada entró en los oídos de Víctor, quien asintió con la cabeza.—Ella está en el sótano cerrada según su orden. Gabriel tarareó levantándose del suelo.—Puedes llevarte a Kai contigo como quieras. Y por esa chica —hizo una pausa cuando sus malvados ojos se oscurecieron con rabia y odio—. Pídele a Rylie que le dé tareas: Recuerda darle instrucciones de que la niña humana no debe ser lastimada físicamente, de lo contrario tendrá que enfrentarse a mí.Víctor inclinó la cabeza y se arrodilló ante el cuándo Gabriel salió del lugar.Gabriel estaba medio desnudo mientras hacía ejercicio en el área de práctica en el patio trasero. Hacía tiempo que no hacía un ejercicio desde que volvió. Incluso el tiempo de s
Flor frunció el ceño mirando los platos frente a ella. Bueno, los platos sucios, la mujer que vino a ella ayer en la madrugada y la despertó bruscamente asignándole múltiples tareas. Flor nunca estuvo acostumbrada a hacer sus tareas al dictado de alguien. Le gustaba hacer sola las tareas de la casa. E incluso Kai y su tio solían ayudarla, pero aquí. Ni siquiera una sola persona estaba allí para ayudarla. Le dieron el trabajo y tiene que hacerlo sola. Había muchos sirvientes en el castillo, pero la mujer le estaba dando trabajo para hacerlo solo, y no tiene idea de por qué. Casi parecía que la mujer lo estaba haciendo a propósito. Se sentía como si alguien estuviera tratando de torturarla a propósito. ¿Pero quién? ¿Y por qué? En toda su vida, nunca por una vez ofendió a alguien, entonces ¿por qué?Suspirando cansadamente, comenzó a lavar los platos antes de que una de las sirvientas finalmente se acercara a ella.—Oye, ¿necesitas ayuda? —dijo la chica haciendo que Flor la mirara fijame
Flor estaba ocupada barriendo el piso del vasto pasillo cuando la misma chica de la noche anterior se le acercó. Flor la miró y le dedicó una pequeña sonrisa que ella correspondió.—Oye, ¿cómo estás? Rylie no te castigó por mi culpa, ¿verdad? —Bailey interrogó a Flor, quien negó con la cabeza.—No, ella no lo hizo —ella respondió antes de ponerse a trabajar con su trabajo. Bailey trató de ayudarla, pero Flor la rechazó.—No lo hagas. Ella volverá a regañarte o incluso podría castigarte por desobedecerla —murmuró haciendo puchero a Bailey asintiendo con la cabeza.Pasaron unos minutos en completo silencio con Bailey mirando a Flor que estaba ocupada con su trabajo.No podía entender por qué el rey incluso la salvó en primer lugar cuando iba a hacerla pasar por esta vida tan dura.Los hombres lobo están acostumbrados a este tipo de tareas. No se cansan fácilmente, pero para los humanos, tanto trabajo es agotador. Al final del día, parecía que Flor se desmayaría en cualquier momento debi
Flor tembló mucho cuando la puerta de la habitación en la que estaba encerrada se abrió de golpe y reveló a Rylie sin emociones. La mujer fría se dirigió hacia la niña asustada agarrándola del brazo con dureza y arrastrándola como un animal.—¿A dónde me llevas? —susurro con dificultad, pero Rylie no respondió, solo la arrastró hacia un lugar desconocido.Flor siseó cuando Rylie la arrojó al suelo de arena y cayó de rodillas. El corazón de Flor se volvió loco cuando dos guardias se acercaron a ella y, para su horror, le ataron las muñecas a la espalda con un casillero de metal. Las cadenas del casillero que usaban colgaban sobre su cuello y pecho haciéndole más difícil ponerse de pie.Las lágrimas comenzaron a rodar por sus ojos. Ya se estaba arrepintiendo de intentar huir de este lugar. Nunca debería haber confiado en Bailey. Si tan solo se hubiera quedado callada por unos días y esperado el momento adecuado para planear su escape esto no le estaría pasando a ella.Ella pensó que pod
Punto de vista del autor…..—¿E… esclavo? —un pequeño susurro salió de sus labios casi inaudible pero Gabriel la escuchó claramente. Él sonrió finalmente retirando su espada de su barbilla y colocándola sobre la mesa auxiliar. Sus ojos cayeron al suelo ya que no podía creer lo que escuchaba.Sintió que sus ojos daban vueltas y más vueltas mientras su mente hacía un ruido sordo debido a todas las conmociones que estaba recibiendo de una sola vez. Gabriel sonrió antes de levantarse lentamente de su enorme sofá.—Si, Esclavo. Mi esclavo —Lentamente se agachó frente a ella agarrando suavemente sus mejillas. Su mirada llorosa se encontró con la fría de él.—¿Pero por qué?Gabriel le sonrió con malicia inclinando su rostro más cerca de ella, en un tono oscuro.—¿Por qué? Creo que escuché algo mal. Debería ser gracias, ¿no? —dijo usando su profundo haciendo que ella lo mirara a los ojos con miedo.—Ahora sé un buen pequeño esclavo y di. Gracias por perdonarme la vida, amo.Sus ojos se abrie
Punto de vista del autor......Gabriel la acostó suavemente en su cama antes de arrodillarse a su lado. Incluso después de agacharse junto a la cama, era más alto que ella. Mirándola con sus ojos calculadores, inclinó su rostro más cerca del de ella.—Está herida, ¿verdad? —cuestionó como un psicópata poniendo una cara triste—. También me dolió. Me dolió cuando me hiciste pensar que tú también me quieres, pero luego me hicistesentir utilizado. Me dolió cuando aplastaste mis expectativas y dijiste que te gustaba esa perra muerta —sus expresiones tristes materialistas se convirtieron en oscuras.Sus ojos la miraron a la cara durante algún tiempo sin pestañear antes de caer sobre sus muñecas magulladas. Agarrando su muñeca, se rió entre dientes antes de murmurar un hechizo y en un segundo su moretón sanó, hizo lo mismo con la otra muñeca también.—Mi Señor —escuchó la mente de Víctor vinculándolo haciéndolo tararear en respuesta.Movió su gran mano a su pequeño rostro acariciando suavem
Punto de vista del autor... Flor incómodamente caminó hacia el guardarropa donde estaba parado apoyado contra la pared con sus voluminosos brazos doblados contra su pecho. Sus aterradores ojos grises la miraron esperando que seleccionara la ropa para él. Ella no tiene idea de lo que le pasa a este animal. Si le desagrada tanto, ¿por qué le pide que haga sus tareas? Tal vez sólo para humillarla. Caminando hacia el gran armario, sus ojos se posaron en el conjunto azul oscuro con pantalones de cuero negro a juego. Lo sacó y lo colocó en el sofá plano del armario. Después de eso, sacó sus zapatos seguidos de la máscara que usaba en un lado de su cara. Estaba atónita después de ver tantas máscaras de diferentes estilos y colores en el cajón. Tragando saliva, se volvió hacia él, que la miraba todo el tiempo. Su intensa mirada no se movió de ella ni por un segundo. No mentiría, le encantaba la forma en que seleccionaba la ropa para él. Su pequeño cuerpo moviéndose alrededor de su guardarr