Rodrigo se quita los pantalones y tira los pantalones con la cremallera pegada en el basurero todavía enojado con Carolina.
Minutos después llega Carolina con el pantalón y se lo entrega a Rodrigo.
Carolina lo ve en ropa interior y no sigue mirando.
Rodrigo se da cuenta y se pone la bolsa con los pantalones ocultando su desnudez.
- Fuera, quiero cambiarme.
Carolina se va
- Sí.
- Por supuesto...
Ella se va y Rodrigo
- Pervertido loco.
- ¡Oh, qué horror!
Rodrigo se viste y mira sus pantalones en el espejo, y le gusta lo que ve.
- Hasta que ese feo tuvo buen gusto.
Sale listo y encuentra a Carolina en la puerta.
Carolina espera recibir algo o un agradecimiento.
Y Rodrigo se va sin dar nada.
Carolina luciendo enojada.
- Bastardo.
Al día siguiente llega al trabajo y el jefe de limpieza la está esperando.
- Siento despedir a Carolina.
Carolina sorprendida
- ¿Por qué?
- ¿Que hice?
El jefe lamentó mucho que fuera una buena señora de la limpieza
- Oye una denuncia de acoso en el baño por su parte.
- Sabía que está prohibido entrar allí.
- Y alégrate de que no lo informe a las autoridades.
- Ve a buscar tus derechos en la recepción.
Carolina piensa
- Fue Rodrigo.
Ella se arrepiente y se va triste.
Después de haberlo ayudado, Rodrigo fue ruin al hacer que Carolina perdiera su trabajo, ella no se enoja con él, sintió que ella tenía la culpa, lo que una mujer fea podía esperar de tal cosa.
Sentado en la plaza del centro comercial mirando triste a los jóvenes que pasan felices con sus amigos y novios.
Y de repente un anciano se sienta a su lado y la ve mirando a los jóvenes alrededor.
- Hermosa libertad.
- Joven.
- Yo fui así una vez.
- Pierna que no aproveché de todo lo que tenía que aprovechar.
- Mire su alegría, es la vida.
- Te echo de menos.
- Ojalá pudiera revivir este momento.
- Hay buenos momentos.
El caballero sonríe al recordarlo.
Carolina ni te mira y esconde sus lágrimas.
¿Notas algo malo con esa joven?
- Tienes suerte.
- Es joven.
- Puedes vivirlo todo.
Carolina no reprime el llanto
- No señor.
- Soy un bastardo.
- Vivo en el infierno.
- Con este maldito cuerpo.
- Sin ver lo horrible que soy.
- Nadie me quiere.
- No tengo nada.
- Ni siquiera puedo conseguir un trabajo.
Quedas impresionado y conmovido por esa joven
- Simplemente no hay solución para la muerte.
- Aparte de eso, todo puede ser.
- Mi nombre es Luiz Alcantara.
- No me malinterpretes.
- Deja que te ayude.
Carolina lo miró y vio que era un hombre distinguido y bien vestido.
- Nadie puede ayudarme.
Luiz risa
- Claro que puede.
- Yo puedo.
- Soy rico, muy rico.
- El dinero es lo que no me falta.
- Confía en mí.
- Deja que te ayude.
Carolina parece sospechosa.
- Qué quieres a cambio, yo no ...
Y Luiz intenta calmarse ahí
- Tenga la seguridad de que no soy un pervertido.
- Créeme, haré que tu vida renazca de nuevo.
- Una mujer nueva.
Luiz le ofrece la mano.
Y Carolina está indecisa, al fin y al cabo no conocía a ese señor y si era en serio que quería ayudarla, qué tenía que perder y te echó una mano.
Luiz la saca del centro comercial y se sube a su auto.
Carolina está impresionada con su auto
- El nuestro es un Ferrari.
Luiz sonríe
- ¡¿Como?! - Ven, vamos. Carolina entra y se van. En el auto Luiz mira a Carolina - Quiero ser tu amigo. - ¿Cómo se llama, jovencita? Carolina todavía un poco avergonzada - Carolina, señor. Luiz risa - Carolina son amigas ahora, ¿verdad? - Llámame Luiz. Carolina sacude la cabeza a medias con razón - Está bien. - Luiz. Luiz sonríe - Verás que te daré la libertad que siempre has soñado. - Libérate para vivir. - Libre para ser feliz. - Libre para amar. - Tendrás mucho dinero y poder. Carolina, todavía un poco tensa, sonríe con esa realidad. Luiz detiene el auto cerca de una iglesia y mira a Carolina - Carolina quiero contarte un poco de mi vida. -Así que puedes confiar en mí. - Moriré, Carolina. Carolina se sorprende. - Me queda poco tiempo de vi
Luiz sabía que iba a morir y decidió viajar y dejar a sus hijos con Zilda, no les contó su sentencia de muerte, con razón pensó que era un castigo, solo tenía a los niños en la cabeza. Se preocupaba por sus hijos, no tenía tiempo para recuperar su amor y respeto. El único que supo de su muerte fue su amigo sacerdote. Alguien le confesó todos sus pecados, y fue que tuvo la idea de encontrar una buena mujer para cuidar a su hija Tatiane y llevar a Rodrigo por un buen camino. Meses después. Carolina termina su última cirugía y llegó el momento de ver el resultado en su totalidad. Ella en bikini se mira en un gran espejo y sonríe cuando ve. Luiz, aplaudirla - Te ves maravillosa. - Una mujer nueva. Algunas enfermeras la miran y admiran su cuerpo de mujer, incluso las enfermeras. A Carolina le gustan las miradas. Carolina va y abraza a Luiz y le agradece entre lágrimas. Luiz esta
- A mi hijo Rodrigo le pido perdón por no ser el padre que él quería que fuera, sé que nunca le interesó mi fortuna, hizo la suya y solo estuvo cerca de su madre, mi amada difunta esposa y mi dulce hijita Tatiane. . Rodrigo sigue siendo duro con sus sentimientos por su padre a pesar de que está muerto, Carolina nota su reacción. Y el abogado Antônio sigue leyendo: - Mi hermana Zilda y su hijo Carlos, no te preocupes, vivieron bien hasta el último día de sus vidas, Carolina es una buena persona y sabrá atender tus deseos y preservar mi pedido. Zilda se levanta - Eso es una acumulación. - No lo entiendo bien, revoquémoslo. - Mi hermano no estaba bien cuando dijo estas palabras, no puedes dejarnos en manos de esta mujer. Para el abogado Antonio. - Me imaginé que dirían eso, por favor pase doctor. Entra el médico personal de la familia - El señor Luiz a pesar de la enfermedad, estaba al
Zilda para enfrentar - No creas que esto seguirá así. Carolina sonríe y va al dormitorio principal y se entera de que Rodrigo había tomado la habitación de sus padres como suya, Carolina le dice que tome todas sus cosas y las ponga en otra habitación. Y toma el control de la habitación. Tatiane va al dormitorio y mira desde la distancia, Carolina se da cuenta. - Ven aquí, niña bonita. Tatiane se pone un poco tímida - Te quedarás aquí viviendo con un agente. carolina sonrisa - Voy a. - ¿Te gustó? - Tu opinión es muy importante para mí. Tatiane como - ¿Verdad? -Me cuidarás de verdad, como una madre. Carolina abraza a Tatiane - Sí mi linda. - Te prometo que nunca te dejaré solo. Tatiane la abraza con cariño y Carolina la recibe. Luego llega Rodrigo y Zilda - Me alegro de que hayas llegado. -
- ¿Dormiste con el? Carolina se ofende, pero mantente firme - Creo que este no es un tema para tratar frente a una chica. - Y además, no es asunto tuyo. - Pero la respuesta es no. Carlos sonrió, imaginando que estaba mintiendo, supo que su tío era un mujeriego incluso cuando era mayor. Carolina se calma - Créame, no soy su enemigo. - Ni siquiera Rodrigo. - Incluso después de lo que me hiciste. - Vine en paz y quiero llevar alegría a todos mientras estuvieron aquí. Tatiane sonríe feliz - Me gustó estar aquí Carol. Carolina sonríe. Y Rodrigo se ríe mucho - ¿Paz, alegrías? - Y lo que veremos, Carol. - Mi esposa. Carolina lo mira y lo enfrenta con la cabeza en alto. Al día siguiente Carolina organiza las cosas en la mansión, y cambia algunas cosas que no le gustan mucho a Zilda, quien ya se sentía dueña después de
Comen y Rodrigo está sorprendido y enojado de que Carolina se haya portado bien, correctamente a la hora de comer. Carolina le sonríe. - Un brindis por mi marido. Rodrigo brinda no muy satisfecho. La gente no deja de comentar sobre ellos, y algunos se acercan a saludarlos y pronto se enteran de que están casados ante la sorpresa y el susto de muchos allí que conocieron a Rodrigo y su familia. Poco después, Marta los hace ir a una discoteca donde estaban los amigos de Rodrigo, para su enfado. A todos les gusta Carolina, y la tratan bien sin saber quién era, solo por ser la esposa de Rodrigo. Carolina estaba emocionada y quería bailar disfrutar de la noche incluso con la fea cara de Rodrigo en esa situación que despreciaba. Pero mientras bailan, él se siente bien y le gusta, y comienza a emocionarse. Llegan tarde en la noche a la mansión riéndose de lo bien que se divirtieron. Y cada uno va a su habitación, ardi
Carolina retrocede. - Rodrigo realmente pensó que deberíamos continuar con esto. - Sé qué pensar de mí. Rodrigo se acerca de nuevo - No quiero pensar, disfrutemos esto y veamos qué pasa. Rodrigo besando a Carolina y ella se aleja - Entonces, fue solo un sexo. Rodrigo se acerca de nuevo a ella, ella se aleja y él la abraza - ¿Cuál es el problema? Soy su esposo, es mi esposa. - El agente disfrutó esto juntos. - Me gustó y a ti te gustó, no se puede negar. Rodrigo besando y Carolina deteniéndolo - Y cuando cumpla tres años, que será de nosotros, o de mí. - Aún querrás eso. Rodrigo se aleja - Entonces este es tu interés, mi dinero que robaste. Carolina se ofende - No robé nada, tu padre así lo quería. - Y es tu culpa, me contó las muchas peleas contigo. - El dinero puede ser bueno, y vivir la vida de un mill
Rodrigo pide más bebidas y ven que algo anda mal con él. - ¿Que es el amor? - No todo el mundo es tan lindo. - Muchos viven toda su vida sin amor. - Ni de los que deberían tener, no recibes nada, y sin embargo la vida insiste en que hay que dar amor. - Si nadie me lo dio, ¿por qué tengo que hacerlo? Los amigos se miran y Carolina les pide que le ayuden con Rodrigo. Entonces los amigos y Carolina se llevan a Rodrigo a casa totalmente borracho, Carlos y Zilda lo encuentran en el camino por las escaleras, Carolina lo pasa con Rodrigo y lo llevan al dormitorio. Rodrigo murmura varias cosas mientras está borracho y llora, Carolina lo consuela y se queda allí con él. Cuando llega el amanecer Rodrigo se despierta con dolor de cabeza y Carolina llega con café y se lo da, para que empiece a tener resaca, ella se acuesta junto a él, para su sorpresa, cariñosa y amable con él, sintió que no. No me lo merezco.