Capítulo XLIII

El final.

Las lágrimas caían de su rostro, aún no había caído del todo al suelo, aún podía escuchar los lamentos de las almas de los Nexus dentro de él, había hecho un esfuerzo más allá de su humanidad, para traer del inframundo, el alma de los Nexus que ya habían fallecido, los iba a encerrar en el lugar adecuado, dentro de él, y con eso iba a condenar su propia alma a un lugar del cual no pudiera salir nunca, sabía que a partir de este punto no había vuelta atrás, pero había dejado promesas sin cumplir, por lo que tenía que hacer algo inteligente para poder dejar una parte de su alma en este mundo y darle espacio a muchas cosas por hacer, debía de guiar a los trolls hacia el destino que había prometido, debía de ayudar a la Reina Angie a llevar su reino como una vez prometió, debía de dejar las cosas resueltas en el reino de las hadas, no podía solo irse y dejar tantas puertas abiertas, tenía que cerrar todos los ciclos posibles, por lo que ayudaría al