— Si pensabas que te iba a dejar ir tan fácil, estás equivocado querido — ella sacó una inyección de su busto — ahora si que me vas a pertenecer para siempre y nadie va a poder hacer nada.

Sarah inyectó a Andrés en el cuello, sus ojos mostraban un vacío muy grande y se dejó acariciar por la mujer a pesar que no quería hacerlo.

— Escucha muy bien, Andy. Tú no amas a Madison, cualquier buen recuerdo que tengas con ella va a ser eliminado, la aborrecerás por completo y solo me amarás a mí; me vas a complacer en todo lo que te pida y no habrán excepciones, soy el amor de tu vida y la madre de tu hijo.

— Te amo a ti, Sarah, a Madison la aborrezco — él habló de forma mecánica — eres la única mujer que quiero en mi vida.

— Eso, eres un buen chico. Ahora quiero que te recuperes y vayas a casa, mañana ven a verme sin darle explicaciones a Madison, trata de que la prensa nos miré, eso sí.

[...]

Andrés se fue con Kathleen que pudo percibir que algo iba mal con su jefe, sus ojos mostraban un vací