Estaba cansada luego de un largo día actuando y manejando el drama. Entonces, cuando finalmente regresé a mi habitación, mis pies eran lentos y mi ritmo también. No llegué al pasillo donde estaban las habitaciones de las candidatas hasta mucho después de que los demás ya se habían ido.

Quizás por eso encontré a Marcos solo afuera de la puerta de Susie. La imagen de su rostro me hizo detenerme. Parecía absolutamente devastado. Cuando mis pies comenzaron a funcionar nuevamente y me acerqué, él se percató e inmediatamente se enderezó.

No tenía por qué hacerlo. Nos conocíamos lo suficiente como para que ya nos consideráramos amigos. Aunque ciertamente, era más cercano a Susie, Marcos constantemente se ponía en peligro por mí y por Elva. Se había ganado mi amistad.

Entonces, me detuve antes de pasarlo y le pregunté rotundamente: “¿Estás bien?”.

La dureza que tanto intentaba mantener en su rostro se desvaneció, y la tristeza y la preocupación contorsionaron sus rasgos una vez más