----PUNTO DE VISTA [Adriano]----

No pude acercarme a felicitarla por su bebé, pero siempre le desearé las mejores de las vibras. Aria es una mujer fuerte, ha pasado por tanto sufrimiento, que merece ser feliz ahora, con su familia.

Me he puesto muy feliz cuando recibí la noticia de que todo había salido mejor de lo planeado, aunque me hubiera sentido mas confiado de haber estado yo a cargo de su cirugía, pero cumpliré mi promesa. No volveré a acercarme a ella hasta que esté completamente seguro que no tengo sentimiento alguno por ella.

— ¿No vas a felicitar a los señores Fraser? —me pregunta George, mi amigo que atendió el parto de Aria.

— No, prometí mantenerme alejado de ella, por un tiempo.

— No te comprendo, Adriano. ¿En serio jamás te ha interesado nadie más?

El solo pensarlo, me hace recordar a la mujer de pelo negro que estuvo en New York conmigo. La mujer que me salvó de pagarle a un hombre una cantidad de dinero que no merecía.

— ¡Pensaste en alguien! —dice George— ¿Quién? ¿