Jesse decidió marcharse de donde estaba y fue al cuarto de Alexa, ahí miró por un momento y luego se salió de la recámara. Ella por su parte guardó la tarjeta sin darle más importancia, acarició las rosas y las puso en la mesa que se encontraba en su casa.

— No pienso deshacerme de ustedes, es cierto que Jacob es un atrevido pero no tienen la culpa de eso, además desde hace rato que nadie me daba flores y al parecer me malacostumbre a ese tipo de atenciones pero no es algo que no se pueda remediar.

Alexa recordaba el alcatraz que Jesse le daba a diario mientras le decía lo mucho que la amaba, no pudo evitar sentir cierta nostalgia mientras acariciaba su rostro en una especie de auto consolación. Subió a su habitación y lo último que miró antes de caer en un profundo sueño fue un retrato en el que estaba al lado de Jesse cuando solo eran unos niños.

— Te amo, pero no es tu caso…

Alexa al día siguiente que se despertó miró a través de la ventana y la lluvia se encontraba aún más fuerte,