Capítulo 3
Él no podía quedarse a pasar la noche.

Se fue poco después de las siete de la tarde.

Mi madre limpió diligente la mesa y arregló el desastre que él había dejado en la sala.

Al poco rato, vino a tocar apresurado la puerta de mi habitación.

Traía en sus manos la caja del regalo.

— Mira cuánto te quiere tu papá, te compró un reloj de cientos de dólares sin pensarlo dos veces. ¡Pruébatelo a ver si te queda bien!

Lo tomé y lo dejé despreocupado sobre el escritorio al entrar en mi cuarto.

— Mamá, quiero hablar contigo de algo.

— Dime —respondió ella, dándome unas palmaditas en la mano mientras me miraba emocionada.

— Vámonos juntas al extranjero —le dije con seriedad, tomando su mano. La mía estaba un poco húmeda por los nervios.

Su frente se arrugó de inmediato.

Sentí que mi corazón se estrujaba.

— ¿Para qué irnos por fuera del país? Además, ¿qué pasaría con tu papá? —su rostro mostraba una profunda impaciencia e incomprensión.

Solté su mano y traté de mantener la voz calmada.

— Mamá... no podemos seguir así toda la vida.

Ella siendo su amante.

Yo fingiendo ser un hombre por él.

Él no puede ser siempre el centro de nuestro mundo.

— Gael... —me miró como si fuera una extraña— ¿Cómo puedes pensar algo así? ¡Tu papá es tan bueno con nosotras!

— Mira la casa, el auto, todo lo que tu papá nos ha dado. Y los regalos que te hace, siempre son cosas costosas. Nos ama tanto... si nos fuéramos al extranjero y pasara un año o más sin vernos, ¡la verdad se pondría muy triste!

Con voz serena, le respondí:

— Eso es porque cree que soy su hijo. Mamá, ¿vas a obligarme a fingir ser un hombre toda mi vida por él?

Se hizo un largo y profundo silencio.

Después de un rato, lo rompí hablando con suavidad:

— Mamá, ya tengo varias ofertas de universidades en el extranjero. Quiero que vengas conmigo. Podemos devolverle la casa, el auto y todas las cosas que me ha regalado. He ahorrado algo de dinero durante la universidad, podemos empezar una nueva vida honesta en otro país.

Tomé su mano de nuevo, tratando de convencerla con dulzura:

— Confía en mí, en unos cuantos años te daré una vida mejor que esta.

Sin embargo, ella apartó mi mano con brusquedad y, sin previo aviso, me dio una bofetada.

— ¡Te has vuelto loca! ¡Qué tonterías estás diciendo! ¡No vas a irte al extranjero! —gritó furiosa, elevando su voz repentinamente, histérica.

Su rostro se transformó en una mueca aterradora.

— ¡¿Una vida honesta?! ¿Qué pasa? ¿Te avergüenza acaso el dinero de tu madre? ¡Escúchame bien, Gael! Cualquiera puede criticarme, ¡pero tú no! ¡Porque yo te he criado con esmero!

Me lanzó una mirada fulminante y salió de la habitación furiosa, dando un portazo.

— Mamá... —suspiré con resignación.

Quizás ya me esperaba esta reacción.

Pero aún tenía esperanzas en ella.

Ahora que se niega a venir conmigo, no tendré más remedio que irme sola. Cuando me establezca en el extranjero, volveré a preguntarle.

En ese preciso momento, sonó mi teléfono.

Miré la pantalla y, para mi sorpresa, era Dante.

— Hola, Dante.

No hubo respuesta alguna del otro lado.

Justo cuando pensaba que tal vez se había equivocado de número, su voz grave llegó a través del auricular:

— Gael, ven a mi casa mañana.

— Está bien —le respondí—. ¿Pasa algo?

— Para comer —dijo despreocupado Dante.

— De acuerdo. ¿Quieres que invite también a Diego y Jaime?

— No es necesario.

Apreté el teléfono con fuerza, sintiendo que mi corazón se aceleraba sin razón aparente.

— Está bien iré entonces — le contesté.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo