”Y tú tienes suerte”. Ella cruza los brazos y se sienta en una piedra. “Thalia va y viene a su antojo, al igual que Serkan. Ellos pueden cruzarlo sin ningún problema, pero todos los demás”. Ella niega con la cabeza. “Moriremos a menos que tengamos permiso. Eres el primero que ha intentado cruzar y el único que ha tenido éxito. No sé cómo lo hiciste, pero tienes suerte y tienes incluso más suerte de que haya salido cuando lo hice. Ese río se vuelve más rápido por la noche. El agua se convierte en tu enemiga. La corriente se vuelve cada vez más rápida hasta que es imperceptible. Mírala si no me crees”.

Asiento con la cabeza en lo que miro de reojo al agua. “Puedo verlo”.

“¿Puedes ayudarnos?”, pregunta ella. “¿Puedes ayudarnos a irnos de este lugar?”.

“Si me cuentas qué es este lugar y cómo puedo entrar, lo consideraré”.

“¿Por qué querrías entrar?”. Ella frunce el ceño con confusión. “Digo, Thalia es la razón por la que estás aquí, ¿verdad? Pero puedes irte y ya. Solo vete caminando”.