”Pensé en eso”, murmura Ryken. “Pero no parece que hablar con él esté funcionando”.

“Pero no has intentado hacer que la alfa le hable”. Dane me señala.

“De acuerdo”. Ryken me asiente con la cabeza. “Él está en su habitación después de un duro día. ¿Quieres que lo llame para que baje?”.

“No es necesario”, murmuro.

“Pero la tienes que dejar manejar esto. No intervengas de ninguna forma”, le dice Dane a Ryken.

Él respira profundo. “Hazlo”.

Bajo hasta el pie de las escaleras. “¡KADE EVERWOOD!”.

Kade aparece en lo alto de las escaleras. Hay una pizca de molestia mientras tarda en reconocerme. Veo cómo la mirada de sus ojos marrones se suaviza y que su labio inferior tiembla. “Alfa Neah”, susurra él antes de bajar la mirada.

“Tenemos que hablar”. Suspiro. Era solo un niño. Un niño un poco mayor que yo cuando fui acusado de asesinar a mis padres. No quería asustarlo, tenía que encontrar otra forma de lidiar con esto. “Vamos a dar una vuelta”.

Él baja las escaleras en silencio y mira