"¿Mi escolta?".

"Quiere vigilarte específicamente. No es mi decisión, pero no puedo decir nada al respecto".

"¿Quién?". Pregunto en voz baja, temiéndome por la respuesta.

"El cazador. Así que te sugiero...".

"Hago todo lo que me pide y respondo a sus preguntas". Respondo rápidamente.

Él asiente. "Hoy estarás en los jardines, revisando las frutas y verduras y escardando un poco".

"Puedo hacerlo". Aunque no estaba muy segura de cómo me sentiría con Abraxas respirándome en la nuca.

"Toma", mi madre me da una bolsa de papel. "Te hice algo de comer".

"No tenías...".

"Lo sé. Hasta luego".

Un nuevo sentimiento surgía dentro de mí y estaba segura de que iba a llorar otra vez, pero no de rabia o tristeza. De algo totalmente distinto.

"Gracias". Le susurro, pero ya se había dado la vuelta.

Abro la puerta y veo a Abraxas masajeándose las sienes. "¿Entonces no intentaste huir? Estaba contando con ello".

"¿Así tendrías otra razón para matarme?". Le pregunto.

"Puede ser. Aunque parece