Nos leemos pronto!!
Después de pasar la tarde con la encantadora abuela de Denzel y de escuchar historias acerca de su vida que me hacen sentir más preocupada que nunca, él decide llevarla a casa y promete volver cuanto antes. ―¿Qué sucede, Goldie? Pregunta Ángela, al verme preocupada. ―Me siento insegura de todo. Le respondo sincera. ―¿Qué te preocupa? Bajo la mirada y la fijo sobre mis dedos inquietos. ―Que él se dé cuenta, tarde o temprano, que no soy la mujer que él necesita. Mi amiga se acerca y se sienta frente a mí. ―¿Cuentas veces tengo que decirte que ese hombre está perdidamente enamorado de ti? Me muerdo los labios. ―Lo sé, pero es que… Ella me interrumpe. ―Pero es que nada, Goldie ―me sermonea―, deja esos pensamientos negativos que de nada sirven y dedícate a pensar que ahora eres la flamante novia de uno de los tipos más importantes de este país ―aquellas palabras me ponen nerviosa―, ¿te imaginas lo que va a pasar cuando el mundo se entere de esto? Cierro los ojos y me concentro
A la mañana siguiente. Al abrir los ojos me encuentro de frente con un par de preciosos ojos oscuros que me miran y me veneran de una manera especial. Mi boca se seca y los latidos de mi corazón se disparan a toda velocidad. Amo lo que estamos construyendo juntos. Mis noches y mis días son totalmente diferentes desde que comparto cada uno de ellos con el hombre de mi vida. Él se ha convertido en el centro de mi universo. ―Buenos días, hermosa. Extiendo mi brazo y apoyo la palma de mi mano sobre su mejilla. ―Hola, amor. Se aproxima para dejar un beso corto sobre mis labios. ―¿Cómo te sientes? Comenta risueño. Nos mantenemos acostados de medio lado, sin dejar de mirarnos a los ojos. ―¿Adolorida, agotada, satisfecha? Le contesto con una pregunta coqueta y con las mejillas encendidas. Suelta una gran carcajada que eriza todos los poros de mi cuerpo. Su preciosa sonrisa y esa actitud divertida y juguetona que, a menudo muestra, son algunas de las cosas que más amo de él. ―Me refie
Después de un sustancioso desayuno y una nueva sesión de sexo bastante vigorosa y exigente, Goldie y yo nos cambiamos de ropa. Tal como lo prometí, quiero darle la oportunidad para que haga realidad todos sus sueños. Además, también hay planes especiales para los dos, porque, a partir de hoy, he decidido darles un vuelco completo a nuestras vidas. ―¿A dónde iremos? Nos miramos a los ojos a través del reflejo del espejo. Sonrío, henchido de la emoción. ―¿Es una sorpresa? Me sigo anudando la corbata sin dejar de mirarla. Hace un pucherito de pena y pone sus ojitos de cachorrito triste, causándome mucha gracia con el gesto de niña consentida. ―Tantas sorpresas juntas me ponen inquieta. Protesta, en rebeldía. Giro mi cuerpo, la abrazo y la pego contra mi pecho. ―Te prometí que iba a poner el mundo a tus pies y es eso lo que, precisamente, voy a hacer a partir de este momento. La dejo boquiabierta con aquellas palabras. ―No necesito que me facilites las cosas, Denzel ―protesta y, p
Camino como autómata hacia el interior del vehículo, pero nos detenemos antes de entrar. ―Cariño, él es Bobby White ―observo al chico vestido con un traje negro implacable, de sonrisa amable y mirada expectante―. De ahora en adelante estará bajo tus órdenes, te llevará a dónde sea que quieras ir. ¿Bajo mis órdenes? Giro la cara con brusquedad y observo a mi prometido como si se le hubieran zafado dos tornillos de la cabeza. Estoy a punto de hacerlo reconsiderar al respecto y decirle que esto es un gran error, pero la voz de mi nuevo chofer evita que lo haga. ―Buenos días, señorita Moore ―volteo la mirada hacia el chico y lo observo, aturdida―. Mi esposa y yo agradecemos por esta gran oportunidad que me han dado ―indica con demasiada emoción y un brillo de humedad en los ojos―. Puede contar conmigo para lo que sea. Me deja sin palabras, así que cualquier queja que tenga al respecto, queda en el olvido. Mi novio esboza una sonrisa satisfecha que enternece ni corazón. ―Gracias, Bobby
Lloro y tiemblo al mirar mi nombre plasmado en las puertas de vidrio. Toda mi vida soñé con algo como esto, pero verlo hecho realidad es otra cosa diferente. Me doy la vuelta y me lanzo a los brazos del hombre que amo. Hundo la cara en su pecho y rompo a llorar con emoción. Se separa de mí y mete sus dedos debajo de mi barbilla para obligarme a que lo mire a los ojos. ―¿Qué está mal, nena? ―pregunta preocupado. Desliza las yemas de sus pulgares por debajo de mis ojos para secar las lágrimas de felicidad que se derraman de forma abundante sobre mis mejillas―. ¿No te gusta la sorpresa? Niego con la cabeza. ―Por supuesto que me fascina, Denzel ―le aclaro rápidamente―. ¿A qué ser humano sobre la tierra le enfada que le pongan el mundo a sus pies? ―menciono a moco tendido―. Pero, ¿te has vuelto loco? ―lo increpo, porque está actuando con impulsividad―. Te dije que quería ganarme las cosas por mí misma ―elevo la cara y con ojos llorosos, fijo mi mirada en la suya―. ¿Qué parte de esa fras
Me acerco a mi viejo y lo recibo con un fuerte abrazo. ―Me contenta que hayas venido, papá ―rodeo el cuerpo de mi prometida con mi brazo y la pego a mi costado―. Quiero que conozcas a mi futura esposa. Mi padre aparta la mirada de magdalena para fijarla en mi mujer. Dejo de respirar, mientras espero sus primeras impresiones. ―Denzel no deja de hablar maravillas sobre usted, señorita Moore ―menciona mi padre en un tono amable y sincero―. Y ahora que la conozco, entiendo las razones por las que mi hijo está tan fascinado con usted ―le tiende la mano para saludarla―. Bienvenida a la familia Carpentier. Dejo escapar el aire que he estado reteniendo dentro de mis pulmones. Saber que papá la ha aceptado como una más de nuestra familia, me quita un peso de encima. ―Mucho gusto, señor Carpentier y gracias por la bienvenida. Goldie esboza una sonrisa dulce que envía al olvido todas mis preocupaciones. ―¿Cómo van los trabajos en el nuevo departamento? Esta vez su mirada vira en mi direcc
Sigo tambaleándome a pesar de que estoy sentada en el asiento de copiloto del deportivo de mi prometido. Bajo la mirada y observo nuestras manos unidas y el enorme pedrusco que sobresale entre ellas. ¿Es esto lo que quiero? ―Gonzalo nos está esperando en su oficina. Aquel nombre me recuerda que tengo una conversación pendiente con Ángela, últimamente la he notado muy rara. No sé lo que le pasa, pero espero averiguarlo pronto. ―¿Gonzalo? Levanta nuestras manos unidas y las lleva a su boca para besar cada uno de mis dedos. ―Sí, cariño ―aparta su mirada de la vía por breves segundo y sonríe de esa manera que me hace derretir como el chocolate bajo el fuego―. Él es parte de la siguiente sorpresa que tengo para ti. Me siento mareada. ¿Qué otra locura se le ha ocurrido? ―¿Cuántas sorpresas más me esperan este día, Denzel? Esboza una sonrisa coqueta que hace vibrar todas mis entrañas. ―Quizás… ―vuelve a fijar su mirada en el camino―. Un par de sorpresas más. Bufo, resignada. ¿Quién
La observo desde la distancia y me quedo anonadado con la belleza de mi mujer, su ingenio, su intelecto, pero, sobre todo, con su dulzura y encanto especial. Carajos, ¿quién iba a decir que me iba a enamorar de esta manera? ―Me gusta tu enfoque, Goldie. Le responde Gonzalo con cara de satisfacción al revisar los primeros puntos del plan de campaña que le ha propuesto mi mujer después de que mi amigo le presentara sus objetivos empresariales. Me mantengo sentado en el sillón, mientras los observo trabajar a gusto. Ella se lleva el lápiz a la boca de una manera tan seductora y sensual que me pone duro casi al instante. Por supuesto, ella ignora que cada movimiento que hace me provoca, me seduce, me embelesa. ―¿Qué te parece si abordamos la campaña desde este punto de vista? Me remuevo en el asiento y llevo la mano hasta mi entrepierna para ajustar mi polla que sigue presionando sin cesar contra la cremallera de mi pantalón. No paro de imaginarla con ese lápiz en la boca, vistiendo ún