Entro en la habitación. La alfombra se siente tan esponjosa. Es como si estuvieras caminando sobre nubes.

Coloco a Iris suavemente en su cuna antes de recoger el monitor para bebés.

“Gracias. Esto significa mucho”, le digo.

Él sonríe. Rowan es realmente apuesto, pero cuando sonríe o se ríe, su atractivo se eleva a otro nivel.

Lo miro, completamente hipnotizada. Nunca me había sonreído de esa manera, y en este momento solo quiero disfrutarlo.

“Vamos, creo que es hora de cenar. Estoy seguro de que has extrañado la comida casera”, me dice mientras me extiende la mano. Coloco la mía en la suya con cautela.

Siento una chispa solo al tocarlo. Un tipo de emoción recorre mi columna, y no puedo decir que lo odio.

Bajamos y encontramos a Noah ya allí. Está devorando su comida en la mesa del comedor. Me siento y empiezo a servir. Rowan estaba a punto de hacer lo mismo cuando su teléfono suena. Mira su teléfono antes de contestar.

“Discúlpenme”, nos dice antes de levantarse para salir.

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